En la puesta de sol del 17 de febrero, el domingo regaló, a quienes pudieron observar el horizonte, uno de los mejores presentes a la vista para aquellas personas sensibles a lo estético y visual al grado de conmover a muchos de quienes fueron testigos de los caprichos de Helios.
Luego de un fin de semana soñado para turistas y locales donde se pudo disfrutar de altas temperaturas, sábado y domingo, la gente se volcó masivamente a la playa siendo tal vez, el mejor fin de semana desde lo climático de lo que va del verano. Como corolario de un fin de semana “Perfecto”, la naturaleza despidió el día con un presente inolvidable.
Los rayos crepusculares que atravesaron el cielo fueron un espectáculo rara vez visto, ya que generalmente estos rayos pueden observarse más frecuentemente, cuando está nublado y el sol se filtra atravesando con sus rayos las nubes produciendo el fenómeno.
Existen tres formas primarias de los rayos crepusculares:
Los rayos de luz que penetran agujeros en las nubes bajas (también llamada “Escalera de Jacob”).
Los rayos de luz divergentes detrás de una nube.
Rayos pálidos, rosados o rojizos que se irradian desde el horizonte. Estos son a menudo confundidos con los pilares de luz y esto fue lo que sucedió en la tarde del último domingo.
Pero en ese atardecer en particular el cielo estaba totalmente despejado de manera que el efecto de la naturaleza fue mucho más bello, poco frecuente y digno de ver.
Los rayos crepusculares también se denominan rayos repentinos, escalera de Jacob, escalera al cielo, rayos de Dios, rayos de Buda, rayos de luz de Jesús, rayos del Espíritu Santo y dedos de Dios.
Muchos pudieron tomar imágenes y fotografías del magnífico atardecer tanto en la playa como en el campo y aquí algunas de esas imágenes de cómo quedó reflejado en Necochea y Quequén.
Fotos: Marcelo Bolado, Luis Rodríguez y Maximiliano Roht
Video: Maximiliano Roht.
Música: Kevin MacLeod – Long Road Ahead
Fotos: Marcelo Bolado, Luis Rodríguez y Maximiliano Roht