El cuerpo descuartizado de una mujer de 37 años fue hallado el domingo por la noche en una casa de la manzana 110 de la Villa 31 bis de Retiro.
A raíz de que los vecinos denunciaron que sentían olores nauseabundos que provenían del interior de la casa 108 de la manzana 110, efectivos de la Policía de la Ciudad se presentaron en el domicilio.
Familiares de la víctima dijeron que no habían podido comunicarse ni con ella ni con su pareja desde la tarde anterior, por lo que personal policial de la Unidad de Prevención Barrial 4 y de la Comisaría Comunal 1 decidió irrumpir en la casa con una autorización judicial.
Cuando ingresaron encontraron en el baño los restos desmembrados de una mujer de nacionalidad paraguaya, posteriormente identificada como Liliana González.
Si bien en un primer momento los miembros de la fuerza porteña pensaron que en el lugar había en total dos cadáveres, tras el trabajo de los peritos en la escena del crimen, se logró determinar que sólo estaban los restos de González.
El principal sospechoso e imputado es la pareja de González, un ciudadano paraguayo de 33 años, identificado como Waldo Servian Riquelme, también vecino de la 31 bis, que posee tres números de DNI a su nombre. Desde el sábado que nadie sabe nada de él en el asentamiento.
Los efectivos al revisar la vivienda no detectaron puertas ni ventanas forzadas, como tampoco desorden en el lugar, razón por la que se descartó la hipótesis de que el crimen hubiera sido producto de un robo en la vivienda.
Entre los datos que trascendieron además se pudo saber que en la planta superior se hallaron otros restos cadavéricos, aunque estos se encontraban en cercanías de un perro, por lo que se evalúa que podrían haber sido llevados hasta allí por el animal.
El caso quedó a cargo del fiscal Andrés Madrea, titular de la Fiscalía Nº 14, que se hizo presente en el lugar y requirió la prohibición de salida del país y captura de Riquelme.
ace exactamente un año, en marzo de 2018, otro macabro hallazgo había puesto el foco en la Villa 31. Tres cadáveres fueron encontrados quemados y desmembrados en un carro de cartonero.
A lo largo de cinco meses las identidades fueron una incógnita. Recién en agosto los nombres de las víctimas fueron recabados por la investigación: se trataba de vecinos peruanos del asentamiento. Si bien la investigación estuvo repleta de incógnitas, todo indicaría que se trató de un crimen narco.