Quedate tranquilo, voy a acompañar a los tuyos como vos me acompañaste en cada una que encaramos. Batallas ganadas, batallas perdidas. Siempre amigos”, escribió el presidente de la Cámara de Diputados.
Querido amigo:
Ya no estás. El destino te jugó una mala pasada.
Pero andá tranquilo.
Vi a Laura entera y a tus amigos al lado de ella.
Vi a los melli repitiendo tus frases, siempre optimistas respecto a lo que vendrá. Y a los tres les dije que voy a estar como vos estuviste a mi lado.
Recordando aquellas horas que, de chiquitos, vos por la UCR yo por el PJ esperábamos sesiones en la legislatura siendo los más jovencitos en ese 2000 bravo.
Quedate tranquilo, voy a acompañar a los tuyos como vos me acompañaste en cada una que encaramos. Batallas ganadas, batallas perdidas. Siempre amigos.
Vi a Junín en la calle llorándote. Podés sentir orgullo.
Vi a tu Sarmiento despedirte. Ese Sarmiento del que me hiciste poner la bufanda. Un día de frío.
Vi respeto. Conmoción. Dolor. Pero vi, sobre todo, gratitud. La vi en el Presidente y tus compañeros de gabinete porque brillaste. La vi en nuestros compañeros del FR. Que lloran que ya no estará tu firmeza y humildad.
La vi en los ojos de esa piba que, en una esquina de tu Junín, en el cortejo me gritó llorando: “se fue uno de los buenos”.
Voy en la ruta. Esa que te jugó la mala pasada y sólo me sale llorar y decirte: gracias amigo. Porque fuiste de los leales como amigo de verdad. De los buenos amigos en las malas y de los silenciosos en las buenas.
Chau Mario Andrés, te manda un beso Sergio Tomás.
TU AMIGO