El lunes próximo vence el plazo para la recategorización del monotributo, y profesionales de Ciencias Económicas plantearon dudas sobre la eficacia de este régimen, a partir de la obligación de facturar electrónicamente.

En este Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes se hayan comprendidos alrededor de 3.150.000 monotributistas, de los cuales unos 550 mil son los denominados “monotributistas sociales”.

“Por lo tanto, 2.600.000 personas van a tener que sumar sus facturas del período julio 2018 a junio 2019 y observar si facturaron dentro de su categoría o si deben cambiar a una mayor o, también, a una menor”, explicó el contador Vicente Lourenzo, titular de la consultora LP.

El profesional explicó a la agencia NA que una gran mayoría de contribuyentes, en aquel período, tuvieron la obligación de facturar electrónicamente, “por lo que quedaron registrados los montos en la AFIP”.

“Esto significa que, por usos y costumbres de no facturar, muchos de ellos van a quedar encuadrados en una categoría menor.

 

Por lo pronto, no existe inconveniente de quedar encuadrado en la misma categoría aunque la facturación haya sido menor”, puntualizó Lourenzo, quien integra la Comisión Problemática Pyme del Consejo Profesional de Ciencias Económicas.

No obstante, aclaró que la AFIP “también conoce los gastos incurridos principalmente con Tarjeta de Crédito y el monto de facturas recibidas: esto desnuda una realidad del régimen, porque al no tener costumbre de facturar, no hay forma de justificar ingresos que solventen el pago de la tarjeta o el movimiento bancario”.

Por ejemplo -señaló- si un psicólogo se encuentra inscripto en la Categoría D cuyo tope es de $ 414.383 anuales y que desde el 1 de diciembre de 2018 debió facturar electrónicamente, se va a encontrar que solo facturó de julio a noviembre de 2018 $ 60.000 y otros $ 21.500 de diciembre 2018 a junio 2019.

“El problema radica en que la AFIP, por información de los bancos, sabe que en ese período esa persona consumió con Tarjeta de Crédito la suma de $ 400.000. Y probablemente el organismo generará un requerimiento de información para que justifique de dónde obtuvo los fondos para poder pagar”, evaluó.

Se estima que en las categorías más bajas del monotributo (A y B) se hallan inscriptas 1.325.000 personas, “donde los niveles de generación de la factura son muy bajos”, aseguró Lourenzo.

En este marco, el profesional recomendó que el monotributista ingrese a su página de AFIP para poder obtener la información que el organismo posee de esa persona, y en base a estos parámetros consulte con su contador para analizar si debe cambiar alguna conducta en particular (como no facturar).