El popular dicho, en este caso, sólo sirve a medias: ‘más pegajosa que mosca de… otoño’. El clima, la humedad, los extraños e vaivenes del termómetro marean a cualquiera. Los insectos no son la excepción. Desde las últimas semanas la proliferación de moscas, cargosas e insoportables, y también de mosquitos mantienen al borde de la raya la paciencia en los hogares.
Pero hay que tranquilizarse y esperar, solo algunos días más, advierten los expertos, para que el frío llegue de una buena vez a ponerles un freno. Por lo pronto, aseguraron que “no se trata de una invasión” sino solo de un incremento de la densidad poblacional que ante las primeras bajas de temperatura tratan de refugiarse en el interior de los hogares.
La molesta visita es la mosca común o “mosca doméstica”. Es la especie más conocida y abundante en la mayoría de los hábitats, especialmente en los ambientes urbanos y o domésticos. Su nombre científico es Musca domestica y pertenece a la familia Muscidae del Orden Díptera. En este orden de insectos también se encuentran otras especies conocidas vulgarmente como moscardones, tábanos y mosquitos.
La proliferación de moscas, aunque es molesto, es normal ya que al disminuir las temperaturas propias de esta época, buscan lugares protegidos como paso previo de su etapa invernante. Estos lugares los encuentran en lugares más cálidos como el interior de un hogar, las ventanas del hogar que en las horas del día son más cálidas que otras superficies, y son más frecuentes en las zonas urbanas donde las temperaturas no son tan extremas.
Otros factores, además de los climáticos, temperatura y humedad exterior principalmente, influyen y permiten un aumento de moscas en el interior de los hogares.
Uno de ellos “es el fenómeno de la resistencia”. Muchos insectos no mueren con las dosis habituales de insecticidas y que se saben son efectivas para su control, luego de un uso reiterado de la misma molécula o un uso continuo de insecticidas con el mismo modo de acción. Justamente los primeros casos reportados en el mundo fueron las moscas resistentes al DDT allá por la década del 40.
La mayoría de los insecticidas de línea doméstica tienen en su composición piretroides, para los cuales muchas poblaciones de moscas han demostrado ser resistentes en mayor o menor grado.