Desde el grupo Eslabon Perdido se informó que “el gobierno dice que el submarino es una ´´ “estructura flotante´ que se hundió.
Luego indicó que mediante el ministerio de Cultura, admitió que en el naufragio descubierto por Eslabón Perdido “no se encontró evidencia diagnóstica concluyente que permita confirmar que se trata de los restos de un buque”.
Y agregaron que “en este caso cabría esperar encontrar una estructura característica correspondiente al casco de este tipo de embarcaciones”.
Sin embargo, señalan desde el grupo Eslabon Perdido que “es un nuevo intento por no admitir que se trata de un submarino, se informó que los restos náufragos podrían ser de ´algún tipo de plataforma flotante que cumplen funciones auxiliares en los puertos´, cuyo período de construcción y uso fue estimado ´en la segunda mitad del siglo XX´.
Esta insólita posición oficial del Estado, basada en un dictamen del Instituto Nacional de Arqueología y Pensamiento Lationamericano (INAyPL), se da a conocer luego que dos pericias, una nacional y otra internacional, dictaminaron que el naufragio descubierto en cercanías del puerto de Quequén se corresponde con el de un submarino cuyo casco ha sido “deliberadamente explotado”, según la observación profesional del doctor Fabio Bisciotti, experto en sumergibles de la Segunda Guerra Mundial.
El dictamen gubernamental, sustentado en las imágenes de video de los restos náufragos, fue firmado por el arquitecto Cristian Murray, en su calidad de investigador del INAyPl, quien analizó dichas filmaciones sin la intervención de peritos o ingenieros navales, tal como es usual en este tipo de casos.
Finaliza diciendo que “la postura del Estado, expresada en esta oportunidad a través de dicho ministerio, es funcional a una política de encubrimiento que comenzó el año pasado cuando el INAyPL, prohibió a Eslabón Perdido filmar o realizar cualquier actividad relacionada a los restos náufragos encontrados, cercenando de este modo el derecho que la ley otorga a los descubridores de un naufragio.