Una organización narco que se preparaba para traficar casi 900 kilos de cocaína a España en un velero fue desbaratada por Prefectura y Gendarmería cuando se encontraban en plena preparación del envío. En la embarcación, los agentes detuvieron a G. F., un empresario con muy buen pasar económico que guardaba otros 600 kilos en su casa de un country de Canning.
La estructura es investigada desde 2018, pero todo se precipitó en vísperas del feriado por las comunicaciones y movimientos que comenzaron a registrar los agentes encubiertos que los vigilaban. En las escuchas, los involucrados comenzaron a referirse a “800″, una cifra que llamó la atención de los investigadores, indicaron fuentes de la causa.
Luego, notaron que parte de la banda trasladó un semirrígido desde Necochea a Escobar. También sospecharon de la adquisición de “Quovadis”, un velero con la capacidad de cruzar el Océano. Además, intercalaban, en lanchas, paradas entre dos domicilios. Se trataba de otros indicios de que algo estaba por suceder.
Aunque la organización estaba siendo monitoreada, los detectives llegaron a evaluar la posibilidad de que se estaban dedicando al lavado de dinero obtenido a raíz de un envío previo.
Sus miembros mostraban un patrimonio interesante, pero no daban muestras evidentes de continuar con la actividad del tráfico. O lo ocultaban muy bien. Lo hicieron hasta el 13 de junio, cuando comenzó la llamada “Operación Atlantis”.
Ahora sí, el pasamanos de bolsos se hacía evidente ante las tareas de seguimiento que se intensificaron con los movimientos de la organización.
Con la intervención de la Fiscalía Federal N°2 de Lomas de Zamora, a cargo de Claudio Pandolfi y la PROCUNAR, a través de la auxiliar fiscal Patricia Cisnero, los uniformados llevaron adelante el primer allanamiento en una casa de Escobar, a la vera del Río, que había sido alquilada por G.F a través de una aplicación.
En el hueco entre la propiedad y el piso, elevado por la subida de las aguas, los agentes encontraron bolsos estancos, impermeables. En su interior, 800 paquetes con cocaína sellados plásticos, envueltos en piñatas de color rosa, con un peso de 889 kilos.
Una parte de la droga fue encontrada en una camioneta Ford Ranger que estaba estacionada en el lugar, a nombre de una de las sociedades del empresario, que fue detenido junto a otros tres hombres, uno de ellos, de nacionalidad española, dentro del velero.
Los responsables de la investigación, en la que también participó la PROCELAC, consideran que el jefe de la organización sería el primo de G.F. detenido en Marsella en abril de 2020, por el tráfico de 1500 kilos de cocaína.
Pero la sorpresa fue aún mayor cuando se ordenó el allanamiento a la casa de G.F, ubicada en el lote 78 de la calle Cabral del barrio cerrado “El Centauro” de la localidad de Canning.
En el domicilio, y a simple vista, gendarmes y prefectos encontraron paquetes de cocaína en el vestidor y en el lavadero, entre ropa y productos de limpieza. Eran casi 679 kilos.
En total, los agentes que participaron en el procedimiento, secuestraron seis camionetas, cinco automóviles (dos de alta gama), tres embarcaciones (velero, lancha rápida y semirrígido), seis motos, elementos de logística (Gps, handies, 7 celulares, 3 teléfonos satelitales y 3 rastreadores satelitales), 650.000 pesos, 38.000 dólares, 53.690 euros, 11.300 reales, un dispositivo de almacenamiento de bitcoin, una máquina cuenta dinero y los 1549 kilos de cocaína, que tenían como destino España.