Los rituales existen desde tiempos antiguos y suelen funcionar como herramientas para canalizar emociones, o simplemente proteger el hogar. En ese contexto, uno de los más populares en varias partes del mundo -y también en el interior de Argentina– es el de hacer una cruz de sal.

Este ritual, sencillo y cargado de simbolismo, se utiliza con fines protectores y purificadores. Tradicionalmente, se arma en el suelo, en la entrada de la casa o en el jardín. En algunos casos, incluso se puede llegar a clavarle un cuchillo en el centro, con la creencia de que así se pueden disipar tormentas y evitar daños.

En muchas culturas, la sal es considerada un elemento con propiedades especiales. Tiene una carga simbólica fuerte: representa la pureza, la protección y el equilibrio. En la filosofía china, por ejemplo, se la relaciona con la limpieza energética y la buena suerte. Según esa visión, colocar sal en puntos clave del hogar ayuda a alejar las energías negativas y armonizar el ambiente.

¿Para qué se hace una cruz de sal?

La cruz de sal tiene varios usos, según la tradición:

  • Proteger el hogar ante tormentas: En zonas rurales es común trazarla en el piso del jardín o en la entrada durante días de cielo cargado. Se cree que ayuda a calmar el clima.
  • Alejar energías negativas: se puede hacer en umbrales, en habitaciones o en rincones del jardín donde se perciba una energía pesada.
  • Purificar espacios: algunas personas la usan al comenzar una etapa nueva o al mudarse a una casa.

Como en todo ritual, la eficacia de la cruz de sal está ligada a la fe y energía que se le ponga. Muchas personas lo hacen como parte de una tradición familiar, otras como una forma de reconectar con lo simbólico. Lo cierto es que, para quien cree, puede ser un modo de generar orden interno, protección emocional y conexión con algo más grande.

Cómo hacer una cruz de sal

El ritual de la cruz de sal no es uniforme, pero la manera más común de hacerlo es de la siguiente manera:

  1. Trazar una cruz en el piso con sal gruesa.
  2. Hacerlo en la entrada de la casa, el patio o el jardín.
  3. (Opcional) Clavar un cuchillo en el centro de la cruz.
  4. Hacerlo con intención clara: ya sea de protección, limpieza o calma.