La observación de navegantes en kayak y stand up paddle que interactuaron peligrosamente con un grupo de ballenas en playa Los Acantilados de Mar del Plata el 7 de agosto último, generó preocupación en investigadores que hace años vienen estudiando y realizando un seguimiento del paso de las ballenas francas australes por las costas.
El fenómeno, que afortunadamente ha ido en aumento con el paso de los años, ha resultado tentador para los deportistas pero constituye un peligro. Por ello, desde la Mesa de Trabajo Interinstitucional para la Gestión Sustentable de la Ballena Franca Austral, expresaron su preocupación y recomendaron evitar situaciones de “acoso” hacia los ejemplares.
“Las costas bonaerenses se han convertido en un corredor biológico de vital importancia que conecta las dos únicas agrupaciones reproductivas de esta especie en el Atlántico Sudoccidental (Sur del Brasil y Península Valdés). Por tratarse de un Monumento Natural (Ley 23094), deben garantizarse medidas de conservación para proteger a esta especie durante su permanencia en aguas locales”, indica el texto.
“Estas medidas van en consonancia con normas internacionales de distancia mínima a los ejemplares, además de la ubicación sobre los laterales del animal evitando potenciales rumbos de colisión con las ballenas”, apuntan.
Como parte del monitoreo diario de la presencia de ballenas en la costa que realiza la Universidad Nacional de Mar del Plata, el miércoles 7 de agosto en las primeras horas de la tarde, un integrante de la mesa avistó un grupo de dos ballenas en la zona de playa Los Acantilados, alejadas aproximadamente a más de una milla de la costa.
“Inmediatamente dos personas, una en kayak y la segunda en una tabla de stand up paddle, se internaron al mar directamente para tomar contacto con las ballenas. Una vez en el lugar se acercaron casi hasta tocar los animales, acosándolos durante un largo período. Sus movimientos incluyeron el acercamiento a la cabeza, lo que provocó comportamientos de evasión por parte de al menos uno de los ejemplares. En otros momentos ubicaron sus embarcaciones por encima del lomo de los animales”, relató Ricardo Bastida, testigo de la situación y autor de la secuencia fotográfica del acercamiento peligroso.
El texto elaborado por la mesa asegura que “resulta imprescindible dejar en claro que este tipo de acercamientos irresponsables no sólo son potencialmente nocivos para las ballenas, sino además peligrosos para quienes los realizan. Existen serios riesgos de colisión con diferentes tipos de embarcaciones y prácticas náuticas (navegación a vela, surf, kayaquismo, windsurf, stand-up paddle, kitesurf), siendo escasa la información y la práctica sobre las maniobras náuticas precautorias ante la presencia de ballenas”.
Por ello consideraron necesario “apelar al comportamiento responsable de quienes realizan prácticas náuticas, en el sentido de no realizar movimientos cercanos y peligrosos a las ballenas”.