La secretaría de Energía publicará mañana una decisión inusual. La suba de impuestos que se aplican a la venta de combustibles se postergará por un mes. En lugar de correr desde el primer día de junio se aplicará desde julio.
La decisión del Gobierno apunta a tratar de reducir la suba en los precios de los combustibles. Según fuentes oficiales, el aumento de tributos podía provocar un encarecimiento cercano al 1,5% en los importes.
Con esta jugada, el Poder Ejecutivo intenta que la recomposición de combustibles sea menor a la franja de entre 3% y 4% al que apuntaban las petroleras. Las compañías están reconsiderando sus planes por estas horas. Hasta el lunes, la devaluación del peso frente al dólar (19% este año versus 13,5% que aumentó la nafta) les parecía suficiente motivo para aumentar.
El gravamen que va a subir es el impuesto sobre los combustibles líquidos (que antes era el ITC o impuesto a la transferencia de combustibles). Reflejaba la inflación del primer trimestre y generaba más de un peso por cada litro vendido, según cálculos de las petroleras.
Las compañías venían pidiendo que el aumento tributario se desdoble, como sucedió en marzo. “De todas formas, hay atraso, hubo una inflación de 3% en abril y eso hay que reflejarlo”, repiten desde la industria refinadora.