El psiquiatra, psicoanalista y escritor José Abadi analizó el clima de confrontación social y política en la ArgentinaPropuso como salida la construcción de comunidad a través del respeto por las diferencias, el debate de ideas y el rechazo a la violencia en todas sus formas.

Para Abadi, la política genuina es exactamente lo contrario a la guerra: “La guerra es la ausencia de la política, es la ausencia de la tolerancia, es la ausencia de la diferencia. Y lo único que produce es ganadores y perdedores efímeros, porque lo que no se concilia como una armonía productiva no llega a ningún lado”.

El psicoanalista, en diálogo con Radio Rivadavia, advirtió que cuando la política se degrada en enfrentamiento permanente, “no solo se destruye, sino que se inhibe el interés por la política de verdad”, reemplazándola por un juego vacío de agresiones y descalificaciones.

Consultado por el uso de la vida privada como arma política -a raíz de los cruces recientes por la vida íntima de dirigentes-, Abadi lo consideró un fenómeno invasivo: “La sexualidad, en su esencia, pertenece a la órbita de lo íntimo. Usarla como herramienta de descalificación es una invasión que desmantela la privacidad y destruye un espacio esencial de la persona”.

Sobre los episodios de violencia verbal y física que se repiten en actos políticos, Abadi sostuvo que responden a una imposibilidad de elaborar los traumas históricos. “La repetición compulsiva es una convulsión que no termina de procesar lo sufrido. En Argentina arrastramos heridas traumáticas y pareciera que reviven en forma de nuevas violencias, que en realidad no resuelven nada”, explicó

El especialista alertó que las agresiones, lejos de ser convicciones, son un signo de pobreza de ideas: “Quien no tiene nada inteligente para decir recurre a la violencia. Se disfraza de firmeza, pero en verdad es un mensaje vacío”.

En cuanto a la manera de enfrentar la hostilidad y el discurso violento, Abadi planteó una estrategia clara: “El antídoto es no entrar en la cancha que propone el violento. No responder en su mismo terreno, porque allí no hay nada que rescatar. Lo importante es generar cercanía, diálogo y comunidad”.

Finalmente, reflexionó sobre el uso de la victimización como herramienta comunicacional. “La víctima implica siempre un victimario, lo que inscribe la relación en términos de guerra. No es vínculo verdadero, sino oposición. Puede servir para generar culpa o para mostrar debilidad, pero en última instancia bloquea la posibilidad de construir”, afirmó.

Abadi concluyó que la Argentina necesita recuperar la palabra “construcción” como norte: “Una sociedad democrática no crece con la destrucción del otro, sino con la diferencia de ideas que permite proyectar en conjunto