Por Alejandro Sánchez
El optimismo es algo vital en cualquier campaña electoral.
Nadie va a tener un resultado positivo si no está conforme con el trabajo del equipo electoral, si no cree que puede andar bien o si no siente que los vecinos lo respetan y que una porción va a apostar por su lista.
Ergo si no está convencido el propio candidato de un triunfo, menos va a estar el votante.
Hoy en nuestra ciudad en los principales espacios abunda eso. Todos aseguran que en la elección van a estar a las altura de lo que esperan.
O sea, algunos señalan que van primeros en las encuestas, otros que el rival está más abajo, también quien va a ganar la primaria de Juntos o que la elección le permitirá estar incluido en la lista final y con posibilidades de ingresar al Concejo Deliberante o al Consejo escolar.
Por lo cual sobra optimismo y confianza. Además la mayoría de los espacios están conformes con las campaña que están llevando adelante.
Cuentan que la recepción del vecino es buena, que escuchan propuestas y reciben folletos o listas.
Más allá de esto, que es saludable que exista esa relación, la situación en la ciudad necesita que ese optimismo supere lo electoral.
Estamos pasando una pandemia en donde, ojalá estemos en la parte final, dado que cada vez hay menos restricciones y la mayoría de las actividades ya pueden trabajar, casi en forma normal.
Por lo cual, es necesario que ese optimismo contagie en serio y haya una mirada positiva y comprometida en los diferentes ámbitos de la ciduad, de manera que podamos empezar a sentir todos que la reactivación tan solicitado y anunciada es cierta, palpable y que mañana vamos a estar un poquito mejor y pasado mañana mejor y así sucesivamente.
Necesitamos contagiarnos, para eso la política juega un rol clave, porque es necesario que lo que se dice y hace en la campaña, exceda el momento electoral. Que sea un contrato con el vecino y se vea y note cuando ya no haya que concurrir a las urnas. Pero que sea de todos, no sólo del que gobierna o el que tiene una responsabilidad política.
Es muy lindo ser candidato pero eso va pegado al compromiso de interiorizarse por las problemáticas de los barrios todo el año, de dialogar con vecinos, de saber qué les pasa a los comerciantes y empresarios. De tener propuestas y proyectos serios.
Por eso es necesario que el optimismo esté siempre.