La incineración se produjo en un predio privado de la zona costera de Quequén en medio de un fuerte dispositivo de seguridad del que participaron efectivos de Prefectura, Policía Federal y Policía Bonaerense.

El secuestro de la sustancia prohibida con fines de comercialización estuvo a cargo de oficiales tresarroyenses de Drogas Ilícitas, habiendo sido considerado el más importante de esta modalidad delictiva en la historia policial de esa ciudad.