El ballet folclórico Añoranzas y algunos vecinos con ropas de época se reunieron en el Puente Colgante para recordar una antigua foto del día de su inauguración.
La convocatoria se hizo en la tarde de ayer martes para poder recrear lo que ese día de del 21 de julio de 1921 donde la multitud se reunió en la entrada de la margen Necochea.
En ese momento solo existían 4 de su tipo en todo el mundo, uno sobre el Río Rhin, frente a Colonia, y tres sobre el Río Allegheny, en Pittsburgh.
Esta obra de ingeniería única en el país por su estructura y característica es una de las pocas que quedan en pie.
Su estructura metálica consiste en un tablero suspendido de 32 cables, cada uno de ellos compuesto de 169 alambres de acero dispuestos en capas concéntricas, arrolladas alternativamente a la derecha e izquierda con ángulo de calaje. Los cables se anclan en dos macizos de hormigón que al mismo tiempo sirven de estribos al puente y de apoyo a la viga de rigidez.
El tablero es indeformable por la presencia de dos vigas continuas de rigidez solidarias con los cables que salvan la luz total de 270 m en tres tramos, uno central de 150 m, y dos laterales de 60 m, cada uno. Las vigas están separadas axialmente de 8.80 metros, cada una en correspondencia con un grupo de 16 cables, colocados en el mismo plano vertical. Esta distribución deja libre una calzada de seis metros y dos veredas de un metro cada una. Las vigas son de alturas constantes de 2.50 m, salvo en los pilares donde tienen 2.75 m.
Los cables se asientan sobre la cabeza de los pórticos metálicos, de 25.70 m de altura, articulados inferiormente en forma de eliminar los esfuerzos secundarios.
Todo el peso permanente se transmite a los cables por medio de péndolas espaciadas de 5 m, provistas de dispositivos que permiten alargarlas y acortarlas.
Terminando el puente, los cables toman la forma de un funicular, envolvente de una parábola, que el tramo central tiene una flecha de 16.16 m y en los laterales 2.65 m.
La provisión de material metálico y armamento de obra estuvo a cargo de la compañía francesa “Chantier et Atelier, de la Gironde”. La estructura metálica fue construida en las Usinas de la Compañía en Francia, fue fabricada en secciones del mayor tamaño posible, compatibles con las exigencias de embarque y transporte. Todo el material se cargó en Cherburgo, a bordo de los barcos nacionales “Pampa” y “Bahía Blanca”, siendo desembarcados en el Puerto de Quequén y llevados hasta la obra por esas embarcaciones, remolcadas 5 kilómetros río arriba.
Inicialmente poseía una calzada de seis metros y dos veredas de un metro cada una que tras una restauración fue modificada. Se quitaron las veredas y se montaron pasarelas metálicas sobre sus costados exteriores.
Fotos: Estefanía Dray