El 70% de estos juguetes, asi lo revela un informe realizado por el Centro de Economía Política Argentina que analiza en consumo de esta clase de artículos desde una perspectiva de género y pone de manifiesto la introducción de estereotipos que fomentan la desigualdad desde la infancia.
El 40% de los juguetes catalogados “para nenas” más vendidos del mercado son los vinculados a las tareas de cuidado y el trabajo doméstico, seguido por productos de belleza (32%). En el caso de los nenes, el porcentaje está encabezado por artículos deportivos (30%) y le siguen los relativos a la violencia (26%).
Estas cifras del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) no sólo ponen de manifiesto la introducción de estereotipos que fomentan la desigualdad y el machismo desde la infancia, sino también la lógica binaria “varón-mujer” que, de acuerdo al informe realizado por la organización, se instala en las góndolas virtuales de todos los sitios de venta online estudiados.
“Nunca parece haber sido más claro: no sólo debemos ser madres y buenas cocineras, sino además no olvidarnos de ser bellas”, subrayan las autoras del trabajo, al tiempo que destacan: “El vínculo entre el estereotipo de masculinidad y el ejercicio de la violencia aparece con total claridad”.El relevamiento hace hincapié además en la relación de esta oferta de artículos con la lógica laboral durante la adultez: según el INDEC, las mujeres dedican el doble de horas que los hombres a las tareas de cuidado, constituyendo el pilar de la desigualdad en el mercado del trabajo.
En este marco, la mujer dispone de menos horas para el trabajo productivo y remunerado, es mayoría en el mercado informal y si logra acceder al sector formal lo hace sobre todo en profesiones asociadas al cuidado, que poseen los salarios más bajos.
Por último, el CEPA aborda el costo extra de los productos “femeninos”, conocido como pink tax (impuesto rosa): se constataron siete casos con diferencias de precios que oscilan entre el 3% y el 300% en productos con mismos atributos y descripciones idénticas.
“No sólo son las mujeres las que perciben ingresos 27% en promedio más bajos que los varones, sino que padecen el impuesto rosa sostenido por un mercado desregulado y patriarcal”, sostienen desde el organismo.
Y concluyen: “Nos parece fundamental cuestionar cómo es posible que ciertos significantes sigan hoy en día determinando el consumo, donde el rosa y el celeste son sólo la punta del iceberg de un contenido normativo que es todavía más concreto y específico respecto de los roles a desempeñar”.