El presidente ruso, Vladímir Putin, ha cruzado un punto de no retorno. Pocos minutos antes de las 6.00 de este jueves, hora de Moscú, una hora antes en Ucrania, el líder ruso ha anunciado una “operación militar especial” en el Donbás. Solo unos minutos después del discurso del jefe del Kremlin, emitido en todos los canales estatales rusos, se registraron grandes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; incluso en Kiev, la capital. Con bombardeos de artillería, equipo pesado y armas pequeñas, las tropas rusas lanzaron ataques en distintos puntos del país, con un balance estimado de 40 muertos hasta el momento.
El Ministerio del Interior ucranio ha informado de que tropas rusas han aterrizado en la ciudad portuaria de Odessa y están cruzando la frontera en varios puntos del país. También, según fuentes de Interior, están haciendo incursiones desde la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó ilegalmente en 2014. En la capital, los ataques con misiles buscaban alcanzar aviones de combate ucranios, estacionados en un aeropuerto a las afueras de la ciudad de 2,8 millones de habitantes, donde algunas personas se apresuraron a protegerse en alguno de los refugios antiaéreos habilitados o en el metro. La “operación militar” de Putin que, según el líder ruso, busca desmilitarizar pero “no ocupar” el país y no dirigirse contra civiles, toma color de una invasión a gran escala. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se ha apresurado a declarar la ley marcial ya cerrar el espacio aéreo del país. “El ejército está trabajando. Sin pánico. Somos fuertes. Estamos listos para todo. Derrotaremos a todos”, dijo.
El servicio de emergencia estatal de Ucrania asegura que, en solo una hora, se lanzaron ataques contra 10 localidades ucranias, principalmente en el este y sur del país. Además, el Gobierno ha confirmado que las tropas rusas están penetrando también por las fronteras del noreste del país, en concreto por la región de Chernihiv, en la linde con Bielorrusia, con el líder autoritario Alexander Lukashenko, ya plegado a Moscú. La incursión desde allí, donde Rusia había desplegado a 30.000 tropas para hacer maniobras conjuntas con tropas bielorrusas, hace temer a los servios de espionaje ucranios y occidentales, que las fuerzas rusas pueden tratar de alcanzar Kiev; ese sería el camino más corto.
La agresión deja por ahora un balance de 40 víctimas mortales, según Kiev. “Llega constantemente información sobre los ataques”, dice en una nota la agencia gubernamental. El Ministerio de Defensa ruso afirma, por su parte, que está utilizando “armas de alta precisión” para inutilizar la infraestructura militar, las instalaciones de defensa aérea, los aeródromos militares y los aviones del ejército ucraniano, según la agencia estatal rusa RIA.
Putin, que ha agitado durante meses el argumento de que el de Kiev es un “régimen nazi” que discrimina a los rusoparlantes y que los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk están sufriendo un “genocidio”, ha afirmado en su anuncio que la agresión militar es para “defender y proteger” a la ciudadanía. “Nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también por llevar ante la justicia a aquellos que cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos ciudadanos de Rusia”, ha dicho Putin, con gesto serio, en un mensaje de vídeo flanqueado por dos banderas rusas.
La agencia rusa Interfax también reportó explosiones en las zonas de Donetsk y Lugansk bajo control de los separatistas prorrusos, que, alimentados por el Kremlin, llevan ocho años luchando contra el Ejército ucranio en una guerra que ha segado ya 14.000 vidas. Una nueva guerra caliente en la zona sería devastadora. Una intervención a gran escala en todo el país, catastrófica.
El lunes, después de un feroz discurso en el que cuestionó la soberanía de Ucrania, que considera un país ficticio, fruto de costurones históricos y diplomáticos, Putin firmó el reconocimiento de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. Acto seguido, como recogía el decreto, ordenó el envío de tropas a los dos territorios secesionistas, que controlan solo un tercio del territorio del Donbás que reclaman con el aval de Putin.