Para pedir paz, pan y trabajo y agradecerle a uno de los santos más populares del país, miles de fieles se movilizan año a año en el marco del Día de San Cayetano, que se celebra cada 7 de agosto con actividades especiales en el templo porteño de y distintas iglesias de la provincia de Buenos Aires y todo Argentina.
Sin embargo, al igual que ocurrió con otros eventos sociales multitudinarios, esta vez la conmemoración será virtual debido a la pandemia de coronavirus. “No vamos a poder ir a los templos, van a estar cerrados. No podemos tener mucha aglomeración de gente, No los convocamos”, manifestó días atrás el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.
“Dios sabe escuchar la oración de los devotos donde se encuentren. Nosotros celebraremos las misas dentro del santuario, que podrán ver por televisión y las redes, y vamos a poner las intenciones de todos ustedes. Que la peregrinación no sea con los pies, sino con el corazón”, agregó a través de un video.
Pero, ¿cuál es la historia del santo? Cayetano nació en 1480, hijo de los condes Gaspar y María Porto y hermano de Juan Bautista y Alejandro. A los dos años, quedó huérfano de padre y con el comienzo del nuevo siglo se formó como abogado.
Más tarde, el Papa Julio II lo nombró en un importante puesto en la Cancillería de los Estados Pontificios. “A pesar del puesto, Cayetano no se da ninguna importancia. Viste con sencillez, atiende a todo el mundo aunque sea fuera del horario de oficina. Siempre activo donde lo necesitan. Trata a todos igual, ya sean ricos o pobres. Si mantiene esta actitud tan servicial llegará a ser un hombre muy importante…”, escribió uno de sus secretarios, según cuentan desde el templo de Liniers.
Con un grupo de diplomáticos, Cayetano logró evitar la guerra entre la República de Venecia y los Estados Pontificios y gracias al acuerdo ganó un enorme prestigio. Sin embargo, decidió seguir el camino de la religión. “Siento que día a día mi vida suspira por amar a Dios. Mis años de abogado me enseñaron que el pueblo necesita palpar a Dios a través de las obras de los cristianos, de su acción, de sus enseñanzas, de su entrega. Quisiera hacer siempre la voluntad de Dios: esto deseo, y a esto aspiro”, manifestó.
Así, a los 36 años, el 30 de septiembre de 1516, el joven fue ordenado sacerdote y comenzó su acción apostólica en Venecia. Preocupado por el excesivo lujo de los palacios y la miseria de los suburbios, se propuso “no dejar de luchar hasta ver a los cristianos correr hambrientos para nutrirse del Pan Sagrado.”
Cayetano organizó el primer Hospital de Enfermedades Infecciosas y cuando no quedó dinero para pagar el sueldo a los mejores médicos de la ciudad ni alimentar a los enfermos ordenó la venta de su biblioteca, lo último que quedaba de sus bienes. “Jamás dejaré de entregar lo mío a los necesitados hasta que me vea en tal pobreza que no me quede ni siquiera un metro de tierra para mi tumba, ni tenga un centavo para mi entierro”, sostuvo.
En Alemania, el monje Martín Lutero proclamó la separación del Papa y se independizó de la Iglesia de Roma. Cayetano respondió con un nuevo proyecto: “Quisiera presentar ante los ojos del clero un grupo de sacerdotes que vivan juntos, cumplan con el celibato, no busquen el dinero, sepan ser pobres… entonces el ejemplo arrastrará y comenzaremos la reforma desde nosotros mismos”. Así nacieron los “Clérigos Regulares”. El grupo renunció a sus bienes sumó al obispo Monseñor Carafa, quien luego llegaría a ser el Papa Pablo IV.
El 6 de mayo de 1527, las tropas del emperador Carlos V saquearon Roma. Al llegar a la casa de los Clérigos Regulares, les exigieron dinero. “Los sacerdotes responden que son pobres. La tropa no les cree y torturan a Cayetano enganchando su cuerpo con una soga de la que tiran a través de una polea”, describe la biografía publicada por el templo de Liniers.
Tras permanecer de rehenes, los religiosos fueron liberados y huyeron de Roma. Cayetano se trasladó a Nápoles para comenzar a difundir el espíritu de los Clérigos Regulares, fundó un monasterio y comenzó a planear un Banco Popular que concediera créditos sin interés. Asimismo, en Venecia, la actividad del colectivo incluyó la atención de hambrientos y enfermos durante la gran sequía y peste de 1529 a 1532, la fundación de una imprenta, la organización de una comisión de ayuda a los presos, y servicios religiosos y asistenciales.
Cayetano murió a las 17:00 del 7 de agosto de 1547, fecha que dio inicio a las celebraciones en su honor. Un siglo más tarde, el 12 de abril de 1671, el Papa lo declaró santo junto con Rosa de Lima y Luis Beltrán (ambos difusores del Evangelio en Latinoamérica), Francisco de Borja y Felipe Benicio.