Una bengala encendida en la noche del 30 de diciembre de 2004 en República Cromañón, un establecimiento bailable ubicado en el barrio de Once de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante un recital de la banda de rock Callejeros, provocó un incendio que se convirtió en una de las mayores tragedias no naturales en Argentina, con un saldo de 194 muertos y al menos 1.432 heridos.
El fuego se inició aproximadamente a las 22.50, después de que uno de los asistentes al espectáculo encendiera un elemento de pirotecnia, cuyos proyectiles incandescentes impactaron en una especie de media sombra, tela plástica inflamable, que a su vez se apoyaba sobre guata recubierta por planchas de poliuretano.
Al notar el incendio los espectadores comenzaron a evacuar el lugar. Sin embargo, esta evacuación no se realizó en forma normal por diversos motivos: la cantidad de personas que concurrieron al recital era mucho mayor a la permitida en el local, una de las salidas se encontraba cerrada con un candado y alambres, los gases tóxicos producto de los materiales inflamables asfixiaron rápidamente a muchas personas y el corte de luz producido al comenzar el incendio.
Muchos de los que lograron salir del lugar volvieron a ingresar para rescatar a las personas que todavía se encontraban en el interior del edificio. Pese a sus esfuerzos, en el incendio y en los días subsiguientes murieron 194 personas y al menos 1.432 resultaron heridas; incluso familiares de integrantes de la banda.
Fallecieron varios niños y varios medios de información declararon que había una guardería en el baño de damas, lo que fue desmentido por testigos. Los mismos informaron que el día de la tragedia sólo se encontraba habilitado el baño de damas y que sus pequeñas dimensiones imposibilitaban que allí funcionara la supuesta guardería.
Casi todos los decesos se produjeron por la inhalación de diferentes gases (principalmente monóxido de carbono y ácido cianhídrico), excepto uno, provocado por una compresión en el tórax y el abdomen.
Esta tragedia causó, además, importantes cambios políticos y culturales. Los familiares de los jóvenes fallecidos y los sobrevivientes del incendio conformaron un gran colectivo de movilización pública y demanda de justicia, por las muertes y los daños sufridos.
En relación a lo político, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires inició un juicio político para destituir al entonces jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, por considerarlo responsable político de la tragedia. El enjuiciamiento terminó con su posterior destitución, y fue reemplazado por el vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman.
En cuanto a lo cultural, la tragedia concientizó a la sociedad sobre el estado de las discotecas y locales destinados a espectáculos musicales.