A medida que la crisis en Venezuela se fue tornando un problema de características humanitarias, los países de la región comenzaron a ver un cambio en su población inmigrante.

En particular fueron los mayores receptores de inmigración venezolana Colombia y Brasil, sus dos vecinos. En otros más alejados, como Argentina, se preparó normativa especial y flexible para recibirlos. Y ahora, en momentos en que los venezolanos se han convertido en la primera nacionalidad que entra al país, el Gobierno trabaja con sus dirigentes locales en un programa para reubicarlos en las provincias.

“La razón que motiva esta política pública es que la mayoría de los inmigrantes se radica en Capital Federal y en el primer cordón bonaerense”, dice un informe elaborado por la Dirección Nacional de Migraciones.

La iniciativa surgió luego de que en varias dependencias del Gobierno nacional y de la ciudad de Buenos Aires manifestaran preocupación por el flujo continuo de inmigrantes en un país que tiene una política de fronteras abiertas y amigables, pero también problemas económicos y de empleo importantes.

Recientemente, la embajadora designada por Juan Guaidó, el “presidente encargado” de Venezuela que se alzó contra el régimen de Nicolás Maduro, informó que en la Argentina habían registrado 180.000 venezolanos, que podrían ser más porque no todos figuran en registros, y que si la crisis en Venezuela sigue a este ritmo en los próximos meses podrían llegar 100.000 más.

“En términos de gestión, se han suscripto convenios y se está trabajando con los gobiernos de Chubut, Río Negro, Neuquén y San Juan, en tanto comienzan las tratativas con otras provincias”, adelantan desde Migraciones.

“Hay que integrar a la gente a través de la herramienta que hizo de la Argentina una potencia: el trabajo. Podemos hacer un sistema que funcione equilibradamente con las 24 provincias, donde cada una sea una posibilidad. Las migraciones internas también se imbuyen de ese espíritu cuando el futuro está en todos lados. Podemos construir centros de desarrollo, como hizo Canadá, que cuenta con cuatro polos”, dijo el director nacional de Migraciones, Horacio García, cuando a fines de año cuando se empezaba a idear este programa.

Ya a principios de 2019, cuando el presidente Mauricio Macri decretaba una reforma de la Ley de Migraciones para agilizar la expulsión de los extranjeros que delinquen –que generó críticas en la oposición kirchnerista– se hablaba en el Gobierno de comenzar a “reordenar” los flujos migratorios de manera geográfica.

En Gobierno toman como un éxito que esta inmigración que llega bastante capacitada ya tiene a 278 profesionales de la salud reorientados a Corrientes, Jujuy, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego, Catamarca, Entre Ríos, Córdoba y Salta. Y que en Neuquén y Bariloche se registren venezolanos trabajando en hoteles y comercios, desarrollando emprendimientos o también trabajando en aerolíneas como Flybondi.

En la Argentina hay unos 20.000 profesionales, en su mayoría ingenieros o del sector de la salud. Sólo en 2019, el Ministerio de Educación realizó 500 legalizaciones de títulos en la Capital y unos 7.000 venezolanos ya convalidaron sus títulos en universidades fuera de la Ciudad de Buenos Aires.