El Jardín de Rocas fue desde siempre uno de esos rincones llenos de magia, como casi todos los que nuestro querido parque Miguel Lillo. Se construyó con las piedras que sobraron de la construcción de la escollera sur. En los últimos años, el tiempo hizo lo suyo y la arena y las plantas lo habían prácticamente escondido.
A partir de una iniciativa del área de espacios públicos del municipio, comenzaron hacer alunas semanas las labores destinadas a ponerlo en valor.
Fue así que además de limpiar todo el lugar y hacerlo nuevamente visible desde la avenida 2, volvieron a lucirse las antiguas escaleras de adoquines y se está colocando mobiliario rústico, acorde al marco natural, para que las familias y turistas lo puedan apropiar como un nuevo lugar de descanso y recreación. Además de un banco con vista al mar, incorporaron ahora una hamaca fabricada en madera.
“Tienen una buena vista porque están a altura y es mobiliario hecho en la carpintería del Corralón Municipal por los oficiales carpinteros municipales”, informó el director del área, Ariel Rodríguez y explicó que, además, “la gente de Guardaparques va a tallar la inscripción Necochea en el respaldar para que cada familia que concurra al lugar pueda tener su foto frente al mar”.