Mientras se prestaba apoyo en la estancia Moromar, se desataron dos peligrosos focos en el Parque Miguel Lillo y en un lote cercano a las rutas 228 y 86. “La decisión política de la gestión municipal para dotarnos de recursos fue clave, si no hoy estaríamos hablando de otra cosa”, significaron desde las áreas.
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En la tarde de ayer, cuando las altas temperaturas volvían agobiante la tarde en el distrito de Necochea, y mientras personal de Defensa Civil prestaba apoyo en un incendio en la estancia Moromar que se había desatado el día anterior, la pericia del personal municipal fue clave para combatir otros dos peligrosos focos que podrían haber terminado en catástrofe.
Para explicar los hechos en detalle, Augusto Fulton, titular del área arriba mencionada, explicó que a la hora de los incidentes “estábamos trabajando y dando apoyo a los cuarteles de bomberos de Necochea, Quequén, Juan N. Fernández y Lobería en las estancias Moromar y La Mora”, un incendio que iba consumiendo ayer por la noche unas 70 hectáreas de monte de pino virgen.
En ese momento, “acudimos a un incendio a la altura del parador Karamawi que afectó unas dos hectáreas de plantación del Parque Miguel Lillo”, y que se pudo combatir gracias a un trabajo mancomunado entre los bomberos de Necochea y Quequén y el personal de Defensa Civil, Guardaparques, Tránsito y Cruz Roja, con el aporte invalorable de la maquinaria del Corralón municipal y del Emsur.
A la par, los agentes del área comandado por Augusto Fulton también daban apoyo a los bomberos en otro incendio en el que se consumieron unas 15 hectáreas en los lotes ubicados entre la calle 104 y la ruta 228, desde Avenida 43 hasta 55, aproximadamente, donde el esfuerzo del accionar conjunto pudo resguardar del fuego tres viviendas y un galpón.
Volviendo al accionar en el pulmón verde de la ciudad, Julián Zugazúa, titular de la división de Guardaparques local, informó que “siendo las 15:30 del día de ayer recibimos dos llamados en simultáneo, uno a través de la línea 105 y por parte del concesionario del Complejo Karamawi, ubicado en Avenida 2 y Pinos del Japón, informando de un incendio en el interior del Parque Miguel Lillo, en una zona lindera al balneario, puntualmente, en la cava que está ubicada paralela al sendero que se conoce como ‘el túnel’”.
Hacia el lugar se dirigió de inmediato la camioneta del cuerpo que está equipada para combatir incendios, la que ofreció “un panorama de la situación e inició el combate”, esperando por otros tres móviles del mismo departamento, dos de Defensa Civil e igual cantidad de camiones de bomberos, que llegaron rápidamente para comenzar el trabajo de contención.
“Tuvimos un trabajo bastante intenso por alrededor de tres horas”, afirmó el director del área especializada, destacando el acompañamiento de las secretarías de Gobierno, de la que dependen, y de Planeamiento, Obras y Servicios Públicos que, en conjunto con el Emsur, pusieron a disposición instantáneamente los regadores y motoniveladoras para generar cortafuegos en el sector.
Las tareas fueros arduas hasta las 19:30 y, “luego de eso, se mantuvo una guardia de ceniza hasta el día de hoy, a las 8:30”, reveló Zugazúa, agregando que “alrededor de las 2 de la madrugada se encontraron sectores calientes con brasas y se terminaron de extinguir por completo” y que, “afortunadamente, la lluvia de hoy a la mañana nos dio una mano bárbara para terminar de completar el trabajo”.
La peligrosidad del incendio y la importancia de los recursos
Brindando más detalles sobre la peligrosidad del incendio en el Parque Miguel Lillo, Julián Zugazúa explicó que “estaba en la zona de aromales, que está paralela al cordón dunoso próximo a la Avenida 2, un lugar que tiene una característica muy peligrosa debido a que el aromo es una plana rastrera, arbustiva, y propaga el fuego de forma horizontal”, conectando el foco con el sector de pinos, “que lo distribuye de forma vertical y, una vez que agarra la copa, es muy difícil apagarlo y se requieren en ese caso medios aéreos” para extinguirlo.
Atendida esa urgencia, el director quiso resaltar la decisión política de la gestión municipal de “aportar recursos tanto a Guardaparques, con la provisión de una unidad forestal para combatir incendios, el equipamiento de mochilas especiales o el armado de un taller en el destacamento que nos ha permitido armar herramientas propias para estos casos; como a la Dirección de Defensa Civil, donde se ha hecho, atinadamente, una inversión en equipamiento y recursos, con mayor cantidad de personal asignado”.
“Estas son cosas que ayer nos marcaron la diferencia, Si no hubiéramos contado con el móvil 4×4, además del apoyo posterior de otras áreas y la pericia del personal, hoy estaríamos hablando de otra magnitud del incendio”, aseveró el director de Guardaparques.