Un día como hoy, pero de 1911, Necochea dejaba atrás su estatus de pueblo para convertirse oficialmente en ciudad. Fue el 26 de julio de aquel año cuando se promulgó la Ley Nº 3.352, dando un paso trascendental en la historia de una localidad que, por entonces, se acercaba a cumplir sus primeros 30 años de vida.
La declaración como ciudad trajo consigo una serie de transformaciones, tanto urbanas como sociales. Con la incorporación de la Villa Díaz Vélez al ejido urbano, Necochea comenzaba a perfilarse como un centro con identidad propia dentro de la provincia de Buenos Aires.
Desde su fundación el 12 de octubre de 1881, Necochea había ido creciendo a paso firme. La llegada del tren en 1894 fue uno de los hitos más relevantes de las primeras décadas, al mejorar notablemente las comunicaciones y dinamizar el desarrollo económico de la zona. En ese entonces, a fines del siglo XIX, aún no existían edificios públicos significativos, y el tren se mantenía como el principal medio de transporte hasta bien entrada la década del ’20.
La construcción del Puerto de Quequén y la posterior introducción del automóvil modificaron sustancialmente el paisaje y el ritmo urbano. Las principales avenidas, como la 59, 58 y la calle San Martín, comenzaron a ser pavimentadas, y el puerto inició su actividad como terminal de ultramar, impulsando el crecimiento del comercio regional.
En este marco de modernización, la ciudad también vivió otro hito importante: el 3 de enero de 1913 se inauguró el primer servicio tranviario urbano. Esta iniciativa fue impulsada por la Sociedad de Fomento de Necochea, encabezada por Domingo Olivera, un vecino comprometido con el progreso local. La institución no solo promovió, sino que también implementó y administró el sistema de tranvías, marcando un adelanto clave en la movilidad de la población.
La consolidación definitiva como ciudad llegaría en 1929 con la construcción del Puente Colgante “Hipólito Yrigoyen”, que unió ambas márgenes del Río Quequén, simbolizando la unión de dos comunidades y facilitando la integración territorial.
Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario de aquel 26 de julio, Necochea recuerda ese momento que no solo cambió su estatus administrativo, sino que representó el inicio de una nueva etapa de crecimiento, identidad y proyección.