Llevar la memoria de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan a “la cima de la Patria”. Ese fue el propósito que impulsó al ex comandate del buque, Guillermo Tibaldi, a idear y preparar una travesía extrema e inédita -incluso “imposible” para muchos- que comienza justamente este sábado: unir al muelle de la Base Naval de Mar del Plata, desde donde partió por última vez el submarino hace exactamente dos años, con la punta del Aconcagua.
Tibaldi, que cumplirá 64 años en diciembre -todavía en algún punto del extenso recorrido de 1600 kilómetros-, pasó ocho años a bordo del submarino ARA San Juan y llegó a ser su comandante. Hace años sostiene rigurosos entrenamientos. De hecho, corrió seis Ironman. Sin embargo, este sábado comienza la expedición más ambiciosa de su vida. Y si alcanza a cumplirla -afirma poder hacerlo-quedará impregnada en la historia.
A las 8.30 se realizará una breve ceremonia en la Base Naval que marcará el comienzo de la expedición homenaje, que iniciará -acompañado por algunos vecinos- por la costa en dirección a la avenida Luro hasta dejar atrás la ciudad y adentrarse en rutas, campos, comunidades de distintos puntos del país durante los próximos tres meses y medio hasta llegar -por tercera vez en su vida- a la cima del Aconcagua (6962 metros).
“Estos meses previos me preparé muchísimo, aunque es muy difícil entrenar para una travesía como esta. Pienso poder hacer 25 o 30 kilómetros por día, pero eso va a depender de las condiciones climáticas y también de cómo me sienta. Hoy, antes de salir, me siento bárbaro”, dijo Guillermo Tibaldi al diario LA CAPITAL de Mar del Plata.
“Lo que quiero es llevar la bandera con el nombre de los 44 a lo más alto, aunque ya subí dos veces el Aconcagua”, aseguró a horas de iniciar el trayecto que podría incluirlo dentro de los Récords Guiness. Jamás se hizo algo así.
En su travesía, Tibaldi cruzará las pampas húmeda y seca, zonas desérticas, las sierras pampeanas y la precordillera, hasta llegar a las montañas más elevadas de todo occidente. Le espera seguramente el sol abrazador, el frió extremo, copiosas lluvias, posiblemente impiadosas nevadas y la sensación de fragilidad de estar expuesto día y noche a la voluntad de las fuerzas de la naturaleza.
“No soy yo quien encara este desafío, el objetivo supera mi persona. Por eso quienes sientan que este homenaje los representa, estarán conmigo y junto a los 44”, manifestó el submarinista, quien hace años se propone y cumple expediciones solidarias.