En la plataforma de comunicación también se consiguen documentos de diversos países, licencias de conducir y certificados médicos de todo tipo.

Tras el escándalo de los estudiantes argentinos que volvieron de Cancún con PCR truchos, que decían que eran negativos en coronavirus, un informe reveló que este tipo de certificados, y también los de vacunación de Covid-19, se pueden conseguir desde cualquier celular, mediante la app de comunicación Telegram.

La plataforma rusa, que ya superó los 500 millones de usuarios activos, es la elegida por muchos para reemplazar a WhatsApp, ya que no es propiedad de Facebook y guarda menos información de las personas. Los canales son una herramienta única de Telegram, que no están en otras apps de mensajería rivales como WhatsApp, y que ofrecen al usuario un espacio en el que compartir mensajes con su audiencia, sin límite de suscriptores.

En esta plataforma, además, la información es encriptada mediante la tecnología MTProto en dos mecanismos. Por defecto, las conversaciones, borradores, publicaciones de grupos y canales y la lista de contactos se encriptan íntegra e independientemente vía servidor. El formato varía por el tipo de información, antes de sincronizar o respaldar en la nube personal; posteriormente, las claves son desencriptadas y separadas por seguridad. Por otro lado están las llamadas y los chats secretos, exclusivos para conversaciones entre emisor y receptor, que aplican codificación local entre dispositivos clientes extremo a extremo. Esto entre otras cosas explica la preferencia de la industria del ciberdelito.

Por todas estas razones Telegram es muy utilizada para actividades non sanctas, como descargar archivos -tiene miles de canales para bajar películas, series y libros, pornografía -como denunció ayer una joven tucumana, sobre un grupo que comparte fotos y videos íntimos-, y también para comprar documentación falsa de todo tipo.

En canales como “documentos falsos para la venta” o “hack/fake document”, y desde cualquier lugar del mundo, se pueden adquirir todo tipo de documentos, como pasaportes, registros de conducir, certificados médicos por enfermedad y también certificados de vacunación contra el Covid-19.

Uno de los tantos grupos de Telegram en los que se venden documentos. (Foto: Captura Telegram)

“Las capacidades informáticas actuales, junto con una importante capacidad de manipulación, han posibilitado la directa falsificación o alteración de certificados. Basta con escudriñar con un poco de agudeza en la web y el abanico de anuncios es amplio: ‘medico a domicilio’, ‘justificativo trabajo’, ‘certificado laboral’, ‘apto físico’, ‘certificado médico por ausencia laboral’. Pero la sofisticación no solo se da en la confección sino en el proceso de difusión y comercialización”, explicó Gabriel Zurdo, CEO de BTR Consulting, especialista en ciberseguridad, riesgo tecnológico y de negocios.

El especialista y su equipo encontraron en Telegram certificados de vacunación de Covid-19 falsos, a la venta. “Los canales de Telegram operan informalmente como eCommerce para productos del mercado negro: desde drogas sintéticas hasta datos personales robados de redes sociales; tarjetas de crédito robadas habilitadas; herramientas, métodos, tutoriales y trucos de hacking y cracking; cuentas de Netflix, Spotify o Instagram; pedofilia y todo tipo de falsificaciones”, detalló el experto.

“Fake documents”, otra opción ilegal de venta en Telegram. (Foto: Captura Telegram)

El sistema además tiene otra ventaja, la posibilidad de usar el servicio de bots o chatbots de la aplicación para realizar ventas ilegales e imposibles de rastrear. “Los usuarios rusos sobresalen particularmente con cientos de canales que ahora ofrecen no solo documentos falsos de vacunación con la Sputnik V, sino también resultados de pruebas de anticuerpos y Covid-19 falsificados, o una nota del médico que exime a un paciente de la vacunación”, agregó.

De la misma forma que las aplicaciones de mensajería se convirtieron en una herramienta fundamental de comunicación durante la pandemia, y mejoraron considerablemente la privacidad y seguridad de los usuarios, para Zurdo el problema es que “no logran distinguir si son delincuentes o estafadores”.