La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, inauguró en la ciudad de Campana un nuevo penal modelo para jóvenes de 18 a 21 años, destinado a promover la reinserción social de los detenidos mediante la educación y el desarrollo de talleres laborales.
La Unidad Penitenciaria 57 estará destinada al alojamiento de unos 600 jóvenes de entre 18 y 21 años que tendrán la posibilidad de completar estudios secundarios y terciarios y capacitarse en talleres laborales, para facilitar su reinserción social al momento de que se cumplan sus condenas.
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Acompañada por el ministro de Justicia, Gustavo Ferrari; el secretario de Derechos Humanos provincial, Santiago Cantón; el intendente de Campana, Sebastián Abella; el director de la nueva unidad, Manuel Gastón Collado; y Fernando Manzanares, asesor del Ministerio de Justicia que coordinó el proyecto de la Unidad Modelo; la mandataria indicó que la cárcel será destinada a alojar a muchachos que “han cometido su primer delito, en muchos casos, que no son homicidas, no son violadores, no han secuestrado”.
El proyecto, impulsado por la gobernadora y el ministro Ferrari, prevé la plena ocupación de los internos a través de la educación, el trabajo, el deporte y el abordaje asistencial intensivo, enfocado en la salud y las adicciones.
Desde el inicio de la gestión de Vidal, el ejecutivo bonaerense promovió un cambio de paradigma en la lucha contra la inseguridad, que abarca cuatro aspectos fundamentales: la Policía, la Ley y la Justicia, la Inclusión Social y el Servicio Penitenciario.
En este último punto, se inició una reforma destinada a transparentar el sistema, mejorar la capacitación de los agentes, garantizar las condiciones de habitabilidad y la reinserción social de los detenidos, y contribuir a la seguridad en la Provincia.
La Unidad Modelo de Campana alojará a 616 jóvenes de 18 a 21 años, de sexo masculino, que estén cumpliendo una pena menor a los cinco años de reclusión, relacionada con delitos como robos, hurtos o encubrimientos.
Para ingresar al programa desarrollado en el nuevo penal, los internos deberán firmar un “acta de conformidad” con la que se comprometerán a cumplir pautas de convivencia como el respeto de horarios y tareas del pabellón, la asistencia a las actividades educativas, laborales, de capacitación y deportivas, más las reglas relacionadas al aseo personal, limpieza de los lugares comunes y cuidado edilicio.
La unidad ofrecerá a sus internos las herramientas necesarias para que “puedan empezar una vida lejos del delito”, desde sus cuatro módulos que incluirán celdas, aulas, talleres y un polideportivo central.
Las salas de clase conformarán una escuela con capacidad para 480 internos -la más grande del Servicio Penitenciario Bonaerense- y un aula taller móvil donde se dictarán cursos de alfabetización digital.
Los talleres de trabajo, en tanto, ocuparán más de 800 metros cuadrados y tendrán una capacidad para 200 jóvenes.
Al inicio de la gestión, las 55 cárceles de la provincia de Buenos Aires tenían problemas edilicios graves y estaban en estado de abandono. No contaban con los elementos básicos para garantizar la seguridad del personal penitenciario y los internos. No había candados suficientes para el cierre de rejas, puertas y portones, y los agentes no poseían los insumos mínimos para cumplir sus funciones y proteger su seguridad.
En 2015 solo había 51 talleres en funcionamiento. Las 28 panaderías instaladas mostraban falta de mantenimiento, las maquinarias estaban fuera de servicio o en desuso. Los quince talleres textiles estaban cerrados y había 37 talleres de chapa, pintura y mecánica inactivos.