Viviana Arias, relató su experiencia al portal JNFnet, tratando de aportar datos para que la gente tome conciencia de este flagelo y esté preparada porque le puede tocar a cualquiera, especialmente a la gente mayor.

El matrimonio León – Arias estaba descansando a la media noche cuando sonó su teléfono fijo.

“Aunque la voz no era la misma de mi hija, la manera en que me gritaba y me pedía, en ese momento, era mi hija”, contó Viviana.

Recordó que, en medio de gritos, una voz joven del otro lado del teléfono le decía «mamá» y que «unos tipos la habían sacado de la casa, que estaba en un lugar desconocido y que le pedían que enviara plata».

Esto, vivido por la señora Viviana Arias, fue similar a lo padecieron al menos una decena de vecinos, la noche del 25 de octubre, en Fernández.

La mala y desagradable experiencia de Viviana terminó cuando primó la conciencia, cuando pudo abstraerse de los gritos y pedidos de quien decía ser su hija y realizarle algunas preguntas precisas que lograron deponer la operación de los estafadores.

Acto seguido debió llamar a la policía de la ciudad donde está radicada su hija y hacer que la llame, ya que se encontraba descansando normalmente y no escuchaba su llamado al teléfono celular.

Lo aconsejable en estos casos es inmediatamente cortar la llamada y llamar a la persona que supuestamente está secuestrada a su teléfono personal.

El común denominador de la mayoría de las llamadas de anoche fue que se hicieron a mujeres que viven solas y/o a personas que tienen hijos en otras localidades.

Fuente: JnFNet