Aunque el presidente Javier Milei aseguró durante el fin de semana que “no hay Plan B”, en el Ministerio de Economía, Luis Caputo y sus colaboradores tienen una planilla para avanzar en el ajuste fiscal y, si en esa no se puede avanzar, hay otra. Y también una tercera, según las negociaciones que van y vienen entre el Gobierno y la oposición “dialoguista” para destrabar la aprobación de la Ley Ómnibus mañana en el Congreso.
En medio de todo ese análisis y debate, se analizan las distintas variantes para la actualización del impuesto a los combustibles, congelado desde mediados de 2021. La última prórroga dispuesta en noviembre del año pasado por el ex ministro de Economía, Sergio Massa, vence el próximo 1° de febrero. Encontrar el punto de equilibrio entre el impacto en la inflación y el efecto en la recaudación, ambos directamente proporcionales, es el enorme desafío del ministro de Economía, Luis Caputo, despacho donde previsiblemente se decide la cuestión más allá de la Secretaría de Energía.
A mayor actualización, mayor impacto en la inflación pero también mayor recaudación. De la primera, el Gobierno busca mucho menos; de la segunda, toda la que pueda conseguir. Tal como explicó Infobae el viernes pasado, este aumento de los combustibles es crucial en ambos frentes.
El impacto final en el surtidor dependerá entonces de esa sintonía fina. Los cálculos privados difieren sobre hasta dónde podría llegar el incremento en caso de que se corrigiera el atraso impositivo para retrotraerlo a los niveles previos al congelamiento. Por caso, el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), calculó que el incremento debería ser de 25% en el caso que se apunte a que el tributo recupere su valor real calculado en base a 2018, cuando se estableció el mecanismo de actualización por inflación. Eso implicaría llevar la suma fija a unos $175 por litro.
En ese cálculo se basó también el titular de la Cámara de Empresarios de Combustibles, quien anticipó una suba para esta semana y sostuvo que el atraso del impuesto alcanza 300%, aunque reconoció que todavía no hay una definición oficial sobre la magnitud de la corrección.
Por lo pronto, si bien en las petroleras también dan por descontado que a partir del jueves deberán modificar los precios, descreen que la actualización se produzca de una sola vez tras dos años y medio sin actualización. Eso hizo que el gravamen perdiera toda incidencia en el precio final del fluído y también en las arcas públicas.
Infobae