El 4 de julio se cumplieron siete años de la sanción de la Ley Justina, que convirtió a todos los argentinos mayores de 18 años en donantes presuntos de órganos, salvo que hayan expresado lo contrario. En este nuevo aniversario, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires iluminó de violeta tres monumentos como homenaje a Justina Lo Cane, la niña que inspiró la ley. Su papá, Ezequiel Lo Cane, habló con la Agencia Noticias Argentinas sobre lo que significa este reconocimiento y el impacto que tuvo y sigue teniendo la norma.

“Primero lo del homenaje es una gratitud enorme hacia el gobierno de la Ciudad, que pone tres monumentos iluminados de violeta, que era el color preferido de Justina, para conmemorar la ley”, expresó Ezequiel.

“Es una ley que ayuda a que otras personas puedan seguir viviendo y mejorar su calidad de vida”. El homenaje no solo es simbólico, sino que continúa con el objetivo que Justina pidió antes de morir: “Papi, ayudemos a todos los que podamos”, afirmó.

Además, Ezequiel habló de la campaña que acompaña desde el inicio a la ley: Multiplicate x 7. “Es nuestro brazo comunicacional. Es la campaña que iniciamos cuando Justina empezó con todo su proceso de trasplante. Ganó premios de marketing y publicidad en todo el mundo”.

El nombre hace referencia a los siete órganos principales que se pueden donar: corazón, pulmones, riñones, hígado, páncreas, intestinos y médula ósea. “Si yo me muero y hay siete personas compatibles con mis órganos, me multipliqué por siete”, señaló.

Asimismo, agregó: “Le encontrás un sentido a la muerte, porque aunque uno muera, puede generar siete vidas más”.

Sobre el significado emocional de la ley, Ezequiel fue contundente: “Cada día que pasa, Justina me duele más y la extraño más, pero esto es como un mimo, una gran caricia que hace que ese dolor se mitigue. Es una caricia que viene del lado de la gente que se salva y que puede seguir viviendo gracias a la donación”.

Lo Cane también valoró el carácter solidario de la legislación: “La Ley Justina es una ley solidaria. Si no querés ser donante, lo podés expresar. Pero si el día de mañana necesitás un trasplante, igual se te trasplanta. Eso es un acto de humanidad enorme”.

Durante la entrevista, el papá de Justina compartió que recibe constantemente mensajes de familias agradecidas: “Hay gente que me para en la calle y me dice que su hija se llama Justina por la mía. También padres de chicos trasplantados que nos cuentan que pensaron mucho en ella mientras esperaban el órgano. Eso nos ayuda a seguir adelante”.

Por último, Lo Cane expresó su orgullo por el reconocimiento internacional que generó la ley: “Desde España, Estados Unidos y otros países nos consultan sobre cómo surgió y cómo funciona la Ley Justina. En Argentina tenemos cosas hermosas que vale la pena mostrar al mundo”. N A