Los saqueos, el BRICS y la propia realidad nos lograron apartar del inicio de la campaña hacia el 22 de octubre próximo.
Por Manuel Adorni
La Argentina no da respiro. Luego de la primera posta del calendario electoral todo parecía indicar que la campaña retomaría fuerza, los candidatos comenzarían a profundizar sus ejes discursivos y el país nuevamente quedaría detenido entre promesas electorales y la expectativa en lo que viene.
Sin embargo los saqueos, el BRICS y la propia realidad nos lograron apartar del inicio de la campaña hacia el 22 de octubre próximo, donde se celebrarán las elecciones generales.
Los saqueos activan en los argentinos aquellos recuerdos de bien grabados en el inconsciente. Los tristes episodios de finales de los años 80 y aquellos más recientes del año 2001 le agregan a las imágenes vistas estos días un condimento de incertidumbre y miedo por lo que pueda venir hacia adelante en un país inmerso en niveles de pobreza e inflación dignos del más absoluto subdesarrollo.
El robo a distintos comercios puso de manifiesto a una sociedad que parece desintegrada. La destrucción de la propiedad privada de aquellos que todos los días se levantan para intentar salir adelante con todos los obstáculos que ya de por sí la Argentina presenta, muestra un rompimiento severo en los valores que no parecen haber tenido las consecuencias que un pueblo civilizado requieren y merecen. Se registraron cerca de 200 saqueos o intentos de robo organizado que derivaron en algo menos de 100 detenciones (algo así como un detenido cada dos saqueos). La injusticia derivó incluso en que muchos dejen de juzgar a los que realizaban los delitos para focalizarse en el análisis de si aquellos que defendían sus bienes con armas de fuego estaban en su sano juicio. Todo esto es la más cabal muestra de una Argentina que no funciona.
Entre tanto, el Gobierno anunció la incorporación de la Argentina al grupo de los BRICS, bloque de países conformado originalmente por Brasil, Rusia, India, China y luego Sudáfrica. Llama la atención que un Presidente como Alberto Fernández, desgastado al extremo, a pocos meses de dejar la Casa Rosada definitivamente y sin apoyo político ni siquiera dentro de su propio espacio, no haya consultado al Congreso Nacional por tamaña decisión o simplemente dejarle los siguientes pasos al próximo Presidente. El bloque representa un cuarto del PBI mundial y cerca del 30% de las exportaciones argentinas tienen como destino alguno de los países del BRICS. Tanto Patricia Bullrich como Javier Milei (ambos en carrera para ocupar el sillón de Rivadavia) ya expresaron su rechazo.
El país parece no tener margen para tolerar más de lo que ya tolera. El respeto por la ley y retomar el camino de Argentina hacia el mundo más civilizado y moderno deben ser los dos pilares fundamentales de lo que viene: si esto no lo comprende la dirigencia política, la decadencia de hoy será solo una muestra de lo que vendrá. Ojalá se tome conciencia.