Si bien hace ya algunos años empezaron a avistarse las ballenas en su paso a las playas de sur, este año su cercanía con la costa y con los vecinos que practican actividades acuáticas, ha hecho que se conviertan en un atractivo para los residentes, pero también para el país, teniendo en cuenta la repercusión en medios nacionales que tuvieron las imágenes captadas por el dron de Emilio González.
Sabido es que, pese a los esfuerzos del sector privado y del público, nuestra ciudad no logra romper la estacionalidad turística y no tenemos para eso más que remontarnos a las cifras flacas que arrojaron las últimas vacaciones de invierno.
El ejemplo de Madryn puede quedarnos grande si se tiene en cuenta que aquí las ballenas sólo están de paso, sin embargo, podría ser una oportunidad para aprovechar nuevamente nuestra grandiosa naturaleza proveedora de bellezas permanentes, para agregar una opción más que tentadora a los turistas de invierno.
Las ballenas parecen haberse encariñado con nuestra costa y pasan cada vez más tiempo en su camino de migración. Se acercan cada año un poco más y ya no son una mancha a lo lejos que costaba divisar con binoculares. Hoy están ahí, nadando entre kayaquistas y surfers para el deleite de las lentes de celulares de quienes, si tienen un ratito, se van a la playa a ver las ballenas.
Entonces, no resulta tan insólito preguntarse y preguntarnos si podemos compartir este espectáculo, tomando los cuidados necesarios para no afectar la libertad de estos mamíferos y, de a poco, sumando por supuesto más ofertas a la industria invernal, lograr por fin el objetivo de dejar de ser solamente receptores del turismo de ojotas y reposera.
Tómese lo anteriormente escrito como una propuesta, tal vez ajena a nuestras posibilidades o imposible de aplicar todavía. Pero puede quedar, de todos modos, anotado en el haber, en esas cosas pendientes que siempre tenemos pero que, cuando queda un ratito, empezamos proyectar con el trabajo conjunto de todos los sectores y apostando, por supuesto, a que las ballenas nos sigan eligiendo.
Por María José Hegui – Foto: Bienvenido A Quequén