Se trata de cartelería obsoleta donde tornillos y pedazos de caño sobresalen sin ser advertidos

En las pequeñas dársenas a ambos costados del estacionamiento central de la Avenida 59 entre calles 60 y 66 hace algunos años se utilizó frecuentemente para colocar diferente tipo de cartelería, en algunos casos comercial, otras decorativa y también informativa por parte del municipio como por ejemplo la Ruta del Tango.
Con el paso del tiempo las mismas fueron deteriorándose y sin mantenimiento, llegó un punto en que debieron ser dadas de baja, pero no fue suficiente puesto que al retirar todos los carteles y caños emplazados en aquel lugar quedaron rastros que, a la vista nada parece fuera de lo normal pero no pocos transeúntes han podido experimentar el peligro que subyace bajo los pies, o al ras del piso ya que tornillos con tuercas, pedazos de caño y rebarbas cortantes sobresalen y varios han tropezado y algún adulto mayor ha sufrido caídas.

Además de provocar roturas en los calzados, el peligro mayor radica en que una caída para el lado de la avenida con el transito constante de una zona muy usada a diario podría ocasionar una verdadera tragedia. Los salientes de la cartelería en desuso se observan todas oxidadas por estar expuesta a la intemperie, pero por la parte superior está pulida, indicativo del roce permanente de los desprevenidos peatones que a diario cruzan de un lado al otro de la avenida y se chocan con estos objetos metálicos.

Con una simple amoladora y un no más de media hora de labor este inconveniente puede ser solucionado rápidamente. Cabe esperar que se pueda tomar cartas en el asunto lo más pronto posible antes que continúe esta situación tan simple pero potencialmente peligrosa.
