El robo del cadáver de un bebé de cuatro meses del cementerio de Miramar es el tercer caso que se registra en poco tiempo pero no por ello genera menos conmoción.
El hecho fue descubierto por la mamá de la criatura, fallecida el 4 de julio pasado, durante su primera visita a la tumba, cuatro días más tarde. Allí la mujer advirtió que había un chupete y cartas que habían dejado los hermanos del bebé en el interior del cajón, lo cual le dio los primeros indicios de que algo extraño sucedía.
Tras alertar a las autoridades, tomó intervención la justicia, que en las últimas horas ordenó la exhumación de los restos, que finalmente se concretó este martes a la tarde. Esto permitió confirmar la peor sospecha: el ataúd había sido abierto y faltaba el cuerpito de Ciro.
El fiscal Alejandro Pelleginelli, a cargo de la investigación, dijo estar “asombrado” al estar frente al tercer caso de estas características cometido en el último tiempo, los hechos anteriores fueron perpetrados en el cementerio de la localidad de Otamendi, y confirmó que el féretro no presentaba signos de haber sido violentado. Incluso reparó en que en foso hallaron dos de las cuatro mariposas con las que se ajusta la tapa. “Se trató de una maniobra de alguien que conoce cómo hacerlo, absolutamente limpia”, puntualizó.
Pellegrinelli explicó que se les tomó declaración a los empleados del cementerio, pero subrayó que el predio se encuentra abierto, por lo cual cualquier persona que quisiera ingresar podría hacerlo sin grandes impedimentos.
También indicó que la tumba profanada está ubicada a escasos 20 metros del acceso y del lugar donde pernocta el sereno, tras lo cual analizó que el robo del cadáver pudo haberse cometido en horas de la noche.
Para el fiscal, este hecho es similar a los dos anteriores y no descartó que los restos humanos hayan sido destinados a rituales. “Estamos tratando de profundizar algunas viejas líneas de investigación en función de lo que recabamos en los otros dos casos”, dijo, y recordó que las primeras investigaciones que estuvieron a cargo de la fiscal Ana María Caro “había alguna información” en torno a grupos que realizan rituales. “Creo que a partir de esta particularidad de ser el tercero en poco tiempo, intentaremos profundizar esta línea de investigación”, adelantó.