Gonzalo Diez justificó sus ingresos como asesor del Defensor Adjunto de la Provincia de Buenos Aires e incluso distribuyó una copia del recibo de sueldo junto al descargo público.
Lo hizo luego que, a través de diversas maneras se lo descalificara, fundamentalmente en las redes sociales, en el marco de lo que puede denominarse una “campaña sucia” con vistas a las elecciones primarias.
El descargo de Diez, textualmente, señala:
Lamentablemente algunos, que incluso dicen defender los valores del cambio, han caído en las actitudes más repudiables de la política descalificándome para hacerme entrar en su juego.
Soy un hombre con fuerte convicción política. Tuve la fortuna de poder estudiar Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires gracias al esfuerzo de mis padres.
Cuando la cosa se puso difícil, y eso fue bastante pronto, trabajé para costear mis estudios. Volví a la ciudad que amo con la fuerza y la formación de una vocación cada día más arraigada. Fui dos veces concejal de la ciudad, al finalizar mi segundo período, continué con la actividad privada que siempre ha sostenido a mi familia, la producción y asesoramiento en seguros.
Al tiempo me convocaron para asesorar a una diputada de la Nación, trabajo que desempeñé por tres meses, yo mismo decidí no continuar. Quería estar en mi ciudad y cerca de mis hijos y mi mujer, había perdido la mirada sobre ellos. Mi familia, mi primer desvelo, me necesitaba.
Me ofrecieron trabajar en La Plata, muy cerca de un importante ministro de la provincia de Buenos Aires, lo deseché. Finalmente, sí acepté asesorar al Defensor Adjunto de la provincia y con la condición de poder hacerlo sin tener que establecerme en La Plata, acepté. Me la pase yendo y viniendo todas las semanas, horas de colectivo y de acelerar en la ruta para ganarle tiempo al tiempo y no perder mis objetivos, mi familia y mi ciudad.
Los miserables de siempre, los que me conocen pero que en busca de sus intereses son capaces de todo, pretendieron ensuciarme, hasta los gastos de mi tarjeta de crédito publicaron. Les digo a ellos y a todos los que necesiten de mi aclaración que no tengo nada, solo el mejor patrimonio que heredé de mi viejo, la mirada limpia, para mirarte a los ojos, para decirte que no aflojes, que aunque se tarde en llegar, se llega.
Publico el recibo de sueldo de mi trabajo en la Defensoría del Pueblo, invito a los que compiten por la intendencia a que hagan lo mismo. Estamos obligados a rendir cuentas.
Somos más los que creemos que hay un solo camino, el de la honestidad, la transparencia y la responsabilidad.-