El Presidente apostó a mostrarse conciliador, pero la exposición de Axel Kicillof generó ruido en Juntos por el Cambio: el uso obligatorio de la app Cuidar en la provincia de Buenos Aires y la referencia a la gestión de Vidal, los dos puntos de conflicto
Axel Kicillof llamó por primera vez “Horacio” a Rodríguez Larreta. Antes solo lo nombraba como “Jefe de Gobierno” cada vez que tenía la obligación de compartir escenario en la Residencia de Olivos, no pudiendo evitar la incomodidad que le producía. Rodríguez Larreta destacó tres veces la importancia del trabajo en conjunto. El Presidente, al mostrarse con ambos, quiso repetir el mensaje del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Incluso a medianoche puso un tuit donde volvió a destacar lo mismo: “Logramos, en un tiempo difícil de la Argentina, unirnos para cuidar la salud de todos. Pero queda mucho por delante. Les pido que no aflojen”.
Pero a poco de andar se mostró que algo se rompió entre ellos, dejando entrever que quizás no es la salud pública la que motiva cada una de las decisiones anunciadas en la conferencia de prensa. Que tal vez la política empezó a meter la cola y sembrar discordia, justamente ahora, cuando todos coinciden que viene la época de mayores contagios.
Lo primero que hizo ruido en el equipo porteño es la insistencia que hizo el Gobernador bonaerense de obligar al uso de la app Cuidar en el conurbano bonaerense. Trascendió, incluso, que Alberto Fernández no estaba convencido. “Es algo que va a provocar ruidos, corremos el riesgo de deslegitimar la extensión de la cuarentena, no tenemos en claro por qué Axel insistió con el tema”, dijeron muy cerca del Presidente, buscando desligarlo de la decisión.
En la Ciudad de Buenos Aires se negaron a tomar esa decisión, lo que era esperable para el equipo del Gobernador. ¿Por qué esa vocación de mostrar diferencias? Nadie quiso dar detalles al respecto, pero hubo coincidencias en que el tono enérgico del discurso presidencial, hasta enojado, estuvo más vinculado a enfatizar un acercamiento con las posiciones más duras en el Frente de Todos sobre la situación pandémica, aunque no las comparta del todo.
En la conferencia de prensa, Infobae quiso saber si tenía en cuenta las consecuencias no solo económicas, sino también psicológicas y hasta emocionales por las que está pasando una buena parte de la población, que vive situaciones de angustia. Fernández reaccionó con un énfasis desmesurado, exagerando su molestia ante la pregunta, preocupado porque pueda generarse un incumplimiento a las nuevas disposiciones.
Imitando el estilo Kicillof, buscó arroparlo pero también ocultar las diferencias que tiene con su perspectiva de fondo. Es que entre los funcionarios bonaerenses existe la convicción de que solo con medidas ultraestrictas se lograrán los objetivos pandémicos y, de paso, la consolidación del espacio político, que necesita de la diferenciación con Juntos por el Cambio para transitar los tiempos que vienen.
Es lo mismo que entendió Rodríguez Larreta, pero también su mejor alumna y estrecha socia política, María Eugenia Vidal. Apenas terminada la conferencia de prensa, las redes sociales comenzaron a poblarse de duras críticas del presidente del bloque PRO de la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, pero también del intendente de Vicente López, Jorge Macri, y del presidente del bloque PRO de la Cámara de Diputados provinciales, Alex Campbell, entre varios.
Parece claro que ese respaldo enfático a María Eugenia Vidal ya estaba planificado, buscando clavar diferenciación por ese lado también. En general, se quejan de que Kicillof hizo responsable a Vidal de la crisis sanitaria, cosa que no fue literal en este caso, ya que habló de un “problema estructural”. Pero lo importante es cómo se leyó, o como muchos quisieron que se leyera.
Kicillof dijo que había una nueva etapa en la lucha contra el coronavirus y no se equivocó. Volvió la disputa por el poder. La ensoñación de una Argentina unida que beneficiaba al Presidente y en segundo lugar a Rodríguez Larreta quedó atrás. Finalmente, el equipo bonaerense encontró el modo de marcar la cancha en plena pandemia y mostrar su personalidad política.