En el día de ayer se produjo un maravilloso encuentro entre la joven sanmanuelense Tamara Vargas, con Ignacia, la pequeña a la que le donó médula ósea.

El encuentro de Tamara e Ignacia

Fue un momento lleno de amor, emociones y charlas, donde la familia de Ignacia pudo expresarle a Tamara toda su gratitud y la joven pudo conocer la historia de la pequeña a la que le salvó la vida.

Del encuentro formó parte alguien que fue fundamental en toda esta historia, Jorgelina Orcajo, una de las referentes del Grupo Linfomas San Manuel, que fue quien impulsó a Tamara a inscribirse como donante de médula ósea.

Tamara, que tiene 21 años, había contado en una entrevista con Radio Ciudad de Lobería el año pasado que, a fines de 2019, cuando aún estaba cursando el Secundario, su profesora de Educación Física, Jorgelina Orcajo, la incentivó a donar sangre e inscribirse en el Registro de Donantes de Médula Ósea.

Casi un año después de haberse inscripto, recibió un llamado donde le dijeron que era compatible con un paciente pediátrico y si estaba dispuesta a realizar la donación. Tras varios llamados a lo largo del tiempo, finalmente este año le confirmaron que podía ser donante para este niño o niña y con su consentimiento, se realizó unos estudios de rutina y 10 días después, volvió a viajar a Capital para concretar la donación.

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Tamara relató que el INCUCAI se hizo cargo tanto del traslado como del alojamiento de ella y su prima, que la acompañó, y que fue muy bien atendida. Además, contó que la donación duró algo más de 2 horas.

En ese momento, ella había admitido que, cuando sea posible, le encantaría conocer al niño o niña a la que le donó su médula ósea y a sus padres. Ese sueño se cumplió ayer, cuando la pequeña llegó a su casa junto a sus papás. Un dato curioso es que la receptora y su familia son oriundos de Ignacia es de Vela, a pocos kilómetros de Tandil y a apenas algo más de 100 kilómetros de San Manuel. DONAR MÉDULA ES DONAR VIDA!…Y ACÁ ESTÁ EL EJEMPLO.

Fuente: Radio Ciudad de Lobería