Los directivos de frigorífico Anselmo, de Tres Arroyos, activaron un procedimiento judicial regulado por la Ley de Quiebras en el ámbito civil y comercial, y quedaron afectadas directamente cerca de 100 personas, ya que el derrumbe arrastra también a proveedores, transportistas, comercios y servicios que dependían de su actividad.

La industria frigorífica viene sintiendo el deterioro del consumo interno, pero el golpe de gracia proviene de China, el principal mercado destinatario de la carne argentina, que redujo sus compras en un 46% durante el primer trimestre de 2025, lo cual impactó fuertemente en los volúmenes de exportación y los ingresos del sector.

El síndico que deberá designar el juez en el caso del frigorífico Anselmo tendrá, entre sus principales responsabilidades, la toma de posesión de los bienes de la empresa, la administración y control de los activos, la revisión exhaustiva de deudas y cuentas por cobrar, y la gestión de los reclamos tanto civiles como laborales.

Este mecanismo legal busca ordenar la crisis y proteger los derechos de los acreedores y trabajadores.

El proceso judicial integrado en esta ley contempla diversas etapas y no descarta la posibilidad de que surjan propuestas de reactivación o compra de la empresa por parte de interesados que puedan hacerse cargo del déficit económico y la complicada situación que enfrenta la firma.

En los últimos meses, la firma acumulaba sueldos atrasados, cheques rechazados por más de 120 millones de pesos y una drástica reducción de personal.

Desde principios de año, había ejecutado alrededor de 40 despidos directos y 35 tercerizados, además de impulsar retiros voluntarios.

En septiembre, la situación se agravó al punto de que los trabajadores dejaron de cobrar la quincena y decidieron suspender tareas habituales, limitándose al mantenimiento de las instalaciones.

La planta contaba con 76 operarios en actividad, mientras que otros 20 empleados habían cerrado acuerdos para retirarse voluntariamente.

Profunda crisis

Con 90 años de historia, el frigorífico no se pudo recuperar de una profunda crisis que se vino gestando debido a las dificultades financieras, la caída en la producción y la falta de recursos para sostener la operatividad.

Las reformas para apuntalar exportaciones nunca alcanzaron los niveles mínimos de faena que el negocio requería: 2.000 cabezas mensuales.

En los últimos tiempos, la planta apenas superaba las 1.500, con balances en rojo y sin margen financiero.

Anselmo no es la excepción, el sector en general este año vio afectada gravemente su producción y empleo.

La caída del consumo interno de carnes, que se mantiene limitada por los altos precios de los cortes populares, reduce la demanda nacional, mientras que las exportaciones sufren un desplome preocupante, con una caída cercana al 30% a nivel nacional y aún más severa en provincias como La Pampa, donde supera el 40%.

Esta combinación generó un deterioro significativo en la rentabilidad del sector, que principalmente los frigoríficos dedicados a la exportación sintieron con mayor rigor, con miles de empleos en riesgo y despidos masivos ya confirmados en varias plantas.

Costos internos

A esta presión externa se suman factores internos como el aumento de costos operativos, incluyendo tarifas, insumos y un tipo de cambio considerado distorsivo por los productores, que encarece la producción en pesos equivalentes a dólares.

Esta situación obligó a múltiples frigoríficos a reducir actividades, paralizar plantas y despedir trabajadores, profundizando un escenario muy delicado para la industria y la economía regional.

Fundado en 1930, Anselmo fue durante décadas un motor de Tres Arroyos, con faena de bovinos, porcinos, ovinos y una planta de chacinados que lo convirtió en referencia provincial.

Su trayectoria estuvo atravesada por dificultades económicas y constantes cambios de propietarios.

De la familia Hernández pasó a manos de Santiago Bracco y luego de Nicolás Ambrosius, cuya gestión también estuvo en el ojo de la tormenta por sueldos impagos y riesgo de cierre.

El control finalmente quedó en manos del actual grupo empresario argentino-alemán, que no logró revertir la tendencia negativa.