El sector atraviesa el mejor de los últimos tres o cuatro semestres anteriores.
La superación de la sequía y las mejores perspectivas para la próxima cosecha provocaron un fuerte repunte en la demanda para adquirir o arrendar campos, según un informe de la Cámara de Inmobiliarias Rurales (CAIR).
“Hay una mayor decisión y vocación por comprar e invertir en el agro”, subrayó esa cámara en un reporte.
El sector atravesó el mejor de los últimos tres o cuatro semestres anteriores.
En el primer semestre del año, la mayor actividad que ya se vislumbraba se transformó en “operaciones concretadas y podemos afirmar que actualmente ya hay mayor actividad en el mercado”, indicó la entidad.
Dijo que “esto se refleja en más visitas, una mayor vocación de compra y más de una operación concretada a valores satisfactorios para ambas partes, es decir, que responden a la siempre vigente ley de oferta y demanda”.
“El ritmo fue, primero, un aumento de consultas, luego mayor cantidad de pedidos concretos de inversores, mayores visitas, pedidos firmes y claros por parte de los inversores, una corta/mediana negociación, y finalmente una operación concretada y finalizada”, especificó.
Destacó que se está ante un “mercado activo, con oferta y demanda equilibrada, levemente con una mayor demanda y poca oferta para campos agrícolas muy buenos, como siempre ocurre y ocurrirá, y cierto equilibrio para campos mixtos y una mayor oferta para campos ganaderos”.
Esta situación es diferente a lo que venía sucediendo en el semestre pasado, en donde en la puja de la oferta y la demanda, era el vendedor quien terminaba cediendo, cerrando la operación por un valor menor al esperado.
“Este cambio de tendencia y la concreción de las operaciones en valores aceptables para ambas partes, también es una buena noticia”, indicó.
La cámara inmobiliaria explicó que “estos cambios de tendencia generan una reactivación en la dinámica de los negocios. Más movimiento, más revisaciones y ofertas que, si bien aún muchas siguen siendo inferiores a las esperadas y las operaciones no se concretan, el vendedor espera cumplir sus expectativas”.
Desde la entidad señalaron que se está “ante un mercado activo. Esto nos permite tasar sin temor a equivocarnos, asesorar al vendedor y comprador informando de los precios y de las operaciones. La importancia del operador inmobiliario rural resulta gravitante y es de plena vigencia en este momento que debe asesorar, conocer todos las acciones y costos previos a una compraventa”.
No obstante, advirtió que “estas características del mercado no se pueden hacer extensivas a toda la Argentina. Los campos alejados y marginales o con poca estructura son difíciles de vender. Tendremos que pensar en valores muy ajustados, plazos diferidos de pago y en valor carne, como medida de ajuste ante la inexistencia del peso argentino como moneda”.
Por otra parte, el informe señaló que “los alquileres en este primer semestre se concretaron y se mantuvieron firmes medidos en quintales de soja”.
En particular, la demanda se mantuvo alta, sostenida y firme para campos agrícolas; y cada vez más firme para campos ganaderos en toda zona productiva al punto de poder aseverar que en esta campaña la misma quedó insatisfecha por segundo año consecutivo.
Como es lógica del mercado, esta situación ha producido el aumento en el valor de los alquileres, que se suponía, encontraría un equilibrio para la presente campaña, pero no sucedió así, sino más bien trajo como consecuencia el incremento en los valores, aunque en menor medida y en torno al 5 o 10 por ciento.
En otro orden, la dinámica de las locaciones es absolutamente distinta a la compra-venta. El simple hecho que sea una actividad tomadora de pesos genera que cualquier excedente se vuelque de inmediato a la producción agropecuaria, tanto hacia la agricultura como a la ganadería, actividades que nunca se detuvieron a pesar de tantas vicisitudes.
La lógica, luego de una sequía histórica, hubiera sido que los alquileres bajen en función de la renta negativa que muchos arrendatarios y productores la sufrieron y quedaron con deudas.
Pero como se dice “a rey muerto, rey puesto”, es decir, cambiaron de arrendatarios y otros inversores ingresaron al mercado pagando lo mismo o algo más, en función de la buena renta que se espera para este año.
La CAIR dijo que “la existencia de pesos en el mercado y su difícil resguardo ante índices altos de inflación derivó en que una gran parte de ellos fueran volcados a los alquileres de campos agrícolas y ganaderos.
Por otro lado, la demanda para campos agrícolas y ganaderos quedo insatisfecha.