Las lluvias que se registraron en las últimas semanas cambiaron radicalmente el panorama para el sector agropecuario que dejó atrás a la sequía y apuesta todo a la campaña de maíz y soja, que en conjunto podrían aportar exportaciones por casi US$ 29.000 millones.
“Las lluvias han aliviado las preocupaciones sobre la siembra de soja. Recordando que el año pasado más de un millón de hectáreas no pudieron ser sembradas, estas lluvias eran cruciales”, plantearon desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Con muy buenos acumulados de lluvias, que en algunos puntos de la región núcleo, del NEA y del Litoral superaron ampliamente los 100 milímetros en los los últimos días, se produjo una recomposición en la humedad de los suelos en gran parte del área agrícola nacional, si bien algunas regiones siguen atravesando escenarios de déficit hídrico.
Tanto la BCR como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estiman una producción de 50 millones de toneladas en el caso de la oleaginosa y una área a implantarse de entre 17,1 y 17,4 millones de hectáreas, mientras que en el caso del maíz esperan una producción en torno a los 55 millones de toneladas y una área de entre 7 y 7,3 millones de toneladas.
De concretarse estos guarismos, la BCBA pronosticó al comienzo de la campaña que las exportaciones del complejo sojero podrían alcanzar los US$ 20.951 millones, mientras que la cadena maicera ingresaría unos US$ 8.002 millones.
Con las abundantes lluvias que se han registrado en las principales zonas productivas y con la posibilidad de que incluso pueda haber incrementos en las estimaciones de cosecha, la campaña gruesa empieza a tomar mayor color y espesor.
“Ahora, con el suelo más húmedo, la siembra de soja puede retomarse con optimismo. Sin embargo, se espera que un periodo de sol en las próximas semanas sea beneficioso para este cultivo”, marcaron desde la BCR, donde consideraron que “las recientes lluvias han sido un bálsamo para calmar la ansiedad que se había instalado entre los productores”.
Así, destacaron que “después de una sequía intensa, estas precipitaciones son una bendición, no solo para el alivio inmediato de los cultivos, sino también como un paso hacia la recuperación de la humedad del suelo”.
“Con el escenario actual, se espera que las próximas semanas de sol potencien aún más el efecto positivo de estas lluvias, brindando una oportunidad de recuperación para los cultivos y aliviando la presión sobre los agricultores de la región”, subrayaron los técnicos de la entidad.
En este sentido, la BCBA adelantó que en esta región clave para el agro argentino el avance de la siembra “retomará fuerzas a finales del mes de noviembre con el comienzo de la siembra tardía”.