A partir de hoy viernes, desde las 10 de la mañana como horario de partida, se lleva a cabo una clínica de equitación extendiéndose hasta el martes 2 de abril inclusive.

Con epicentro en el campo hípico del club Náutico, en la ribera y calle 38, es el escenario donde se desarrolla la actividad con la presencia de Deborah Bogo, destacada jineta de esta disciplina con vasta trayectoria y multi laureada a través de su dilatada carrera en el salto hípico quien tendrá a su cargo esta clínica.

Organizado por la Escuela de Equitación “La Majúa”, bajo la dirección de su instructora Laura Rodríguez indica que esta presencia de la destacada hípista abarcará todos los conocimientos de la equitación de forma intensiva debido a lo cual destacó que será: “una charla un poco más personalizada con los chicos que están saltando en un nivel competitivo, en forma más individualizada”. Y por otra parte se abordará en forma grupal con “un gran grupo de chicos que se han iniciado que están generando el vínculo con el caballo y aprendiendo a montar. Por último vamos a tener una charla con los papás, porque este deporte implica que la familia se tiene que involucrar”.

Además de la Escuela, el club Náutico posee también un espacio para la equino terapia bajo la dirección de Luciana Sagües quien se encargó de detallar que “El caballo es el terapeuta” respecto a la relación con el paciente y su rehabilitación.

Deborah Bogo, una rica trayectoria en el mundo ecuestre

En su blog personal (www.deborahbogo.com.ar), ella misma se encarga de definir de que se trata: “Pasión, de eso se trata mi vida con los caballos. Lo fantástico fue lograr a partir de eso, una profesión y un estilo de vida.

Imágen de archivo del blog personal de Deborah Bogo

Desde muy pequeña necesitaba acercarme a ellos. De hecho, producto de mi insistencia, unos de los mejores regalos que recibí de mi padres, fue una yegua zaina oscura, preciosa…

Lo significativo era que nadie, absolutamente nadie, en mi familia, tenía afinidad por los caballos.

Ocurrió algo maravilloso: después de mucho potrear descubrí mi veta deportiva y -más aún- la competitiva al iniciarme en el año 1971…

El Club Hípico Monte Grande fue mi cuna de atleta. De él me llevo ¡los mejores recuerdos! Y aunque en mi carrera como amazona representé y represento a otros clubes, siempre Monte Grande tendrá un lugar privilegiado en mi corazón.

Apasionada, generadora incansable, logré muchas de las cosas que me propuse. Seguramente, a la vista de otros fueron de perfil muy bajo, pero les aseguro que han dejado una riqueza inconmensurable en mi ser, en mis alumnos, en los caballos y las instituciones. También sé que perdurarán en el tiempo”.