Ni el típico aroma a puerto que suele invadir las noches ventosas marplatenses pudo ser más fuerte que el perfume que sobrevoló un estadio José María Minella que al fin tuvo un verdadero clima cálido con sus populares colmadas. Hubo fragancia a equipo de Gustavo Alfaro. Es ese que invita a ver un equipo confiable, apoyado en el clásico 4-4-2, con un doble cinco firme, volantes externos rápidos y una dupla de delanteros filosos. Boca, fue esta vez el Boca de Alfaro. En su segunda y última presentación de verano, cambió la imagen y se quedó con un triunfo ante el local Aldosivi, que intentó pero se vio claramente superado.
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Mostró otra cara Boca. Muy distinta a la que se vio el miércoles en el debut de su nuevo entrenador contra Unión. Alfaro modificó nombres y esquema. Bajo la luna llena que decoraba el cielo limpio de La Feliz, el entrenador se volcó por el dibujo táctico que más seguridad le brinda. Y no le falló el olfato a Lechuga. Pero, más allá del número telefónico, se notó un carácter distinto en Boca. Otra energía. Más vigorosa, claro. Y la causa es muy posible que se encuentre en los nombres. Muchos de los que jugaron anoche tienen en claro que deben ganarse un lugar entre los titulares. Con Carlos Tevez, Darío Benedetto, Cristian Pavón, Sebastián Villa y Wilmar Barrios mirando desde el banco, Ramón Abila, Mauro Zárate, Emmanuel Reynoso, Iván Marcone y Jorman Campusano, intentaron aprovechar al máximo la chance de mostrarse que les dio el DT.
Bebelo fue de los más desequilibrantes. Recostado sobre la banda izquierda participó en varias situaciones de riesgo que terminaban en Wanchope o en Zárate. El dúo ofensivo tuvo mucha acción. Zárate se perdió un par y Abila tiró por arriba un cabebzazo. Hasta que el árbitro vio penal de Lucas Villalba sobre Reynoso. El de Aldosivi tocó primero la pelota aunque luego se llevó puesto a su adversario. Wanchope lo canjeó por gol, para meterle presión al Pipa Benedetto en la competencia interna.
Zárate no quiso ser menos y coronó con un golazo una muy buena jugada colectiva que se inició en los pies de Esteban Andrada. ¿Quién dijo que los equipos de Alfaro no podían salir jugando de abajo? Boca lo hizo y la pelota terminó adentro del arco de Luciano Pocrnjic, después de que el arquero se la diera a Junior Alonso (jugó de lateral izquierdo), de que el paraguayo se la pasara a Bebelo, de que Abila la dejara correr entre sus piernas para que le llegara a Mauro y de que el ex Vélez definiera con calidad.
El Tiburón chapoteó sin morder. Se encontró enjaulado siempre. El único que buscó zafarse de las amarras boquenses fue Cristian Chávez, justamente un ex Boca y confeso hincha del club de la ribera. En la primera parte se topó con Andrada. Pero en el complemento tanto la guapeó que él solito se fabricó el descuento (con colaboración de Julio Buffarini) ya con el arco azul y amarillo ocupado por Marcos Díaz, quien hizo su debut. Díaz tuvo su tapada bautismo al quitarle el empate a Nahuel Yeri.
Otro de los puntos altos en Boca fue Marcone, dominador y distribuidor del balón en el círculo central xeneize. El que cumplió aunque no se destacó en su presentación fue Jorman Campuzano. De todos modos, el visitante se mostró sólido en el mediocampo. Carlitos, Barrios, Pavón vieron sumaron minutos en la última parte, cuando Boca ya había bajado la intensidad.
Ahora, el que tendrá que elegir a quién poner el domingo contra Newell’s en Rosario en el regreso de la Superliga será Alfaro, quien ya le empezó a impregnar su perfume al equipo.