Este sábado por la 15ta fecha del campeonato “Abel A. Coria” de la Liga Necochea de Fútbol, se dará en la zona A el cruce entre Villa Díaz Vélez y Del Valle, un partido considerado “clásico” entre las partes por una rivalidad que tuvo su origen fuera del ámbito de la Primera División.
Según cuentan las partes, el enfrentamiento nació en la órbita del fútbol infantil. ¿Cómo?… sí, suena raro pero es así, más aún en esta época donde la Liga Necochea de Fútbol generó una especie de ley de convivencia en los estadios para evitar agresiones e insultos a los pequeños futbolistas o árbitros en el marco “familiar” del fútbol infantil y juvenil, bajo el aviso de suspensión de los partidos y sanciones a los clubes.
En esa línea, el Club Villa Díaz Vélez emitió por estas horas un comunicado oficial (ver a lo último en la nota) donde hace un valioso y enfático llamado a la paz de cara a un nuevo cruce ante Del Valle, tanto en infantiles como en inferiores y Primera División este fin de semana, jugándose puntualmente a las 15 hs. este sábado el partido de Primera en el estadio “Vasco Iparraguirre” del campeón actual, con el condimento extra de que ambos equipos llegan como escoltas de Independiente de San Cayetano con 29 puntos en la zona A.
Pero volviendo al eje de la nota: ¿Cómo nació esta rivalidad entre VDV y Del Valle, para que hoy llegue a ser catalogado como “clásico” por los protagonistas?; ¿Es una cuestión geográfica? ¿Obedece a una marcada diferencia en los estilos de juego?
Nada de eso… lo que se argumenta es que la rivalidad nació con la categoría 1989, donde en el fútbol infantil (plena década del ’90 e inicios de los 2000) siempre ganaban los campeonatos Villa Díaz Vélez o Del Valle, y entonces ya había una cierta pica que empezaba a acrecentarse.
Esa antinomia se fue agudizando en varias categorías infantiles que venían después de la ’89 y que peleaban los torneos mutuamente, como la ’92, hasta que -como se dice en la jerga- “un día se picó”. Según recuerdan protagonistas de aquel tiempo, cuando aquellos jugadores de la categoría ’89 fueron creciendo y formaban la Sexta División junto a jugadores de la categoría 1990, se disputó una final donde se armó un tumulto importante, con un gol agónico, celebración con dedicatoria a la hinchada adversaria y tras cartón, vuelta olímpica en la cara… lo que terminó con jugadores expulsados y suspendidos.
Al parecer, desde allí a medida que las distintas camadas iban llegando a Primera desde las infantiles la pica se hacía más fuerte y ya las partes pasaron a considerarlo un clásico, pero está claro que fue algo que se gestó en el fútbol infantil porque ambas escuadras siempre se disputaban los títulos… y tampoco faltan las vueltas de la vida, de jugadores de ambos clubes de aquella ‘89 que no se podían ni ver y con el tiempo les tocó compartir Selección Juvenil de la ciudad y hasta terminar formando una amistad.
Otro aliciente que parece sumar para el entusiasmo de las partes es que ninguno de los dos clubes tiene un acérrimo rival bien definido: no lo tiene Del Valle y el Naranja pudo haberlo tenido con Villa del Parque en la puja por la zona balnearia, pero lo cierto es que el León de la playa ya tiene su parte con el clásico Sur/Norte con Mataderos.
Asimismo, en las canchas del fútbol local los parciales del resto de los clubes ajenos a este duelo picante lo suelen denominar como el clásico de la gente de alto nivel adquisitivo, o “el clásico de los chetos” a secas.
En cuanto a los más recientes antecedentes en Primera, Villa Díaz Vélez goleó en el inicio del torneo 2023 por 5-0, mientras que en la revancha en la ribera fue empate 1-1. A la postre, Villa sería campeón en enero de este año, por primera vez en su historia y frente a Rivadavia, precisamente verdugo de Del Valle en semifinales. Otro dato de color: Walter Alberti, el “Colo”, histórico jugador del “Naranja”, es el único sobreviviente de ambos equipos de aquella categoría 1989 en cancha y nadie mejor que él para vivir y sentir este partido a flor de piel.
En fin, yendo en sintonía con el comunicado de la entidad Naranja, bregamos desde este lugar porque todo se desarrolle en paz y que la pica sana del folclore futbolístico quede simplemente ahí: en el verde césped, donde se ve la verdad, como dijera alguna vez Angelito Labruna.