El aguaribay, conocido desde los tiempos del imperio inca, cuenta con aceites esenciales que permiten repeler a estos molestos insectos.
El brote de contagios de dengue y el consecuente crecimiento exponencial de repelentes generó complicaciones a la hora de poder conseguir estos productos, aunque una alternativa natural y al alcance de la mano podría dar solución a aquellas personas que quieren mantener a los mosquitos bien alejados.
Se trata del aguaribay, un árbol nativo del norte y centro de la Argentina, pero que puede encontrarse con facilidad en veredas y parques de la Ciudad y el Conurbano bonaerense.
El Schinus molle, conocido también como molle o pimentero, puede alcanzar los ocho metros de altura y se caracteriza por sus pequeñas hojas alargadas y sus frutos rojizos, que pueden utilizarse como pimienta.
El aguaribay fue considerado como un árbol sagrado en la cultura inca y aún hoy en día es apreciado por la enorme multiplicidad de usos que brinda, tanto con sus hojas, como su cortezas y sus frutos: por ello, era plantado a lo largo de los caminos del imperio del Altiplano.
Esta especie puede utilizarse para realizar un brebaje para el sistema urinario, para curar llagas y eliminar la sarna: reconocidos personajes históricos como Garcilaso de la Vega, Félix de Azara y Manuel Belgrano destacaron algunos de estos usos en distintos libros o cartas.
Sin embargo, uno de sus beneficios más conocidos es el de ser un repelente natural de mosquitos, razón por la cual su sombra era (y es) utilizada como lugar para descansar.
Para ello, deben tomarse algunas hojas de aguaribay y frotárselas por la piel, aunque también puede confeccionarse un líquido al macerarlas con alcohol y aplicarlo con un rociador.
La razón es que esta especie posee una serie de aceites esenciales y alcaloides, como el terpineol y el felandreno, que son repelentes naturales de mosquitos, incluido el Aedes Aegypti, vector del dengue.
Según los datos del Ministerio de Salud, se registra circulación viral de dengue en 13 provincias y de chikungunya, en cinco.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti: cuando el insecto se alimenta con sangre de una persona enferma de dengue y luego pica a otras personas les transmite esta enfermedad.
Foto: Archivo NA/AFP/Luis Robayo
El contagio sólo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna.
Sin embargo, aunque es poco común las mujeres embarazadas pueden contagiar a sus bebés durante el embarazo.
Algunos de los síntomas de esta enfermedad son fiebre, dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y de articulaciones; náuseas y vómitos; cansancio intenso; aparición de manchas en la piel; picazón y/o sangrado de nariz y encías.
Ante estos síntomas se debe acudir al centro de salud de inmediato para recibir el tratamiento adecuado y no hay que automedicarse.
Si al momento de disminuir la fiebre o en los días posteriores, alguno de los síntomas se agudiza, reaparece o se detectan síntomas nuevos, acudir al centro de salud /servicio de salud a la brevedad.