Se cumplen exactamente 35 años de aquel triste día, cuando el Turismo Carretera vivía una fiesta en Necochea y todo terminó en tragedia. Un accidente dejó como saldo 11 personas fallecidas y una gravemente herida que murió seis días después.

El fotógrafo necochense, Emilio Hoses, trabajaba entonces para el extinto diario El Atlántico de Mar del Plata y le tocó cubrir la tragedia para relatarla en imágenes.

A tres décadas y media del accidente, en diálogo con TsnNecochea, Hoses recordó lo vivido esa fatídica tarde.

“Yo tenia entonces 26 años y era un fin de semana especial porque además jugaba Estación Quequén por el Nacional B y se esperaba mucha gente en Necochea” recordó, relatando que eran un equipo de fotógrafos del mismo medio que se encontraban trabajando en la ciudad. El jefe de ese equipo, era quien el día anterior había fotografiado la muerte del cómico Alberto Olmedo, al caer del Maral 39 en Mar del Plata.

“En la primera y segunda serie sacamos fotos en desde arriba del almacén La Guillermina y después nos fuimos para la zona de boxes que estaba en la ruta saliendo para Mar del Plata. Teníamos la intención de hacer un asado, la orden era que después comer, en la ultima vuelta saquemos la foto del ganador y ya nos volvíamos a Mar del Plata” cuenta.

Emilio Hoses – Fotógrafo

Sin embargo, Hoses cobrara por cantidad de fotos por lo que pidió permiso para recorrer el circuito e intentar conseguir algunas espontáneas más.

Fue ahí, cuando caminaba con su cámara al hombro, cuando uno de los autos hace un semi trompo y queda apuntando hacia donde él estaba.

Enseguida, recordó, “se escucha un ruido rarísimo, por arriba de todo el ruido que hacían los autos, y todos señalaban para el lado derecho. Junté el quipo y salí corriendo por arriba de la ruta mientras seguían pasando corredores en competencia que no se habían enterado del accidente”.

Aparece frente a él una gran nube de tierra y de inmediato, el caos y la muerte frente a sus ojos. El cuerpo de una pequeña que falleció en el acto, un señor enredado en el alambre púa, otro con la espalda abierta y el auto de Caparrós sobre un costado, de canto, con las ruedas que estaban en el aire y seguían girando.

“Era todo un caos, pero también vi el milagro porque adentro de una casilla rodante que estaba en el lugar, el auto había pegado de refilón y adentro había una persona que se agacho a buscar un pullover que se le había caído cuando el choche de Caparrós le pasó literalmente por encima y le dejó la espalda llena de aceite” nos cuenta.

Le gente se empezó a agolpar de inmediato en el lugar y la policía montada tuvo que hacer un semicírculo para poder abrir la ruta y que entren las ambulancias. “Había alrededor de 2000 personas rodeando el auto” rememora.

El accidente ocurrió en la 15º vuelta llegó con el despiste de Edgardo Caparrós, quien se salió del camino sobre la Avenida Almirante Brown, a unos 500 metros de llegar a la última rotonda, antes de empalmar la Ruta 88.

El primer impacto del descontrolado Dodge azul fue contra una casilla rodante, para luego seguir su alocada marcha de destrucción y muerte sobre todo lo que se anteponía en el camino. La rotura del neumático delantero izquierdo en el auto de Caparrós fue considerada oficialmente la causa del trágico despiste.

El saldo de ello 11 personas fallecidas, dejando gravemente herido a otro que murió seis días después. Como consecuencia del accidente también se produjo el deceso de Alberto Belloli (cuya muerte fue anunciada a las 20.30 horas de ese domingo en el Hospital de Clínicas Regional por múltiples hemorragias internas), acompañante de Caparrós, quien apenas se bajó del auto llegó a contar lo sucedido en el micrófono de Campeones por Radio El Mundo.

El reloj marcaba las 13.22 horas. Habían transcurrido 52 minutos del horario programado para el inicio de la carrera y 14 vueltas, cuando llegó lo peor. Pasaron 35 años de aquel lamentable hecho que todavía duele, y mucho.

Con información de Campeones