Por Alejandro Sánchez

El 2022 arrancó con una temporada que superó las expectativas y se ha mantenido un número importante gente en la ciudad. Encima para el feriado de carnaval se espera que el lleno sea total.

La pandemia pareció volver con fuerzas pero de a poco-vacunación mediante- fue bajando la intensidad y hoy está pero no es una amenaza.

Diferente a otra cuestión que lamentablemente ha superado en el tiempo a la pandemia y no hay miras de mejorar, sino ilusiones que rápidamente se terminan.

Estamos hablando de los precios y sus ya clásicas subas.

Algo a lo que lastimosamente nos hemos acostumbrado, no importa el gobierno, ni el producto, ni la época del año, ni nada. Aca los precios siempre suben haya razón o no.

Desde hace un lustro esa es nuestra realidad y debemos convivir con ella.

Lo peor es que en muchos casos no hay lógica y el incrementó de precios es por las dudas , porque aumentó el combustible, el dólar o la inflación tiene un punto más o menos, los impuestos o vaya a saber que.

Tampoco hay de donde guiarse, sobre por qué sale tanto o cuanto cada cosa. Hemos llegado a una situación en donde se cobra lo que se quiere.Un negocio del mismo rubro a metros de distancia de otro puede tener un desfase superior al 50% en el valor de un producto y no pasa nada.

El tema es que los ingresos de los ciudadanos sea en relación de dependencia, cuentapropistas o tenga un comercio o empresa nunca van acorde al incremento de los precios.

Y así de a poco – pero en un proceso sostenido como el que venimos transitando- cada vez se pierde más valor adquisitivo. O sea que con la misma cantidad de plata compramos menos cosas.

Existen demandas de los vecinos y vecinas prioritarias como la seguridad, la salud o la educación pero está claro que cada vez la economía Argentina está más difícil, todo cuesta caro y mañana va a salir más.

Urge alcanzar al menos una normalidad con respecto a los precios, como se dice encontrar un punto justo en donde sea acorde los sueldos y los ingresos y no pase como ahora que cualquier brisa mueve todas las estanterías.