El nuncio apostólico en Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk, se encuentra en nuestra y brindó hace instantes una en el Hogar Landera participando de la celebración de los 150 años del Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que atienden esa institución.

El párroco Fernando Mendoza; el nuncio monseñor Miroslaw Adamczyk y el obispo Gabriel Mestre

Más temprano, junto al obispo Gabriel Mestre y el párroco Fernando Mendoza, el representante del Papa estuvo recorriendo las instalaciones de la iglesia Santa María del Carmen, desde donde envió un mensaje a los necochenses.

Desde allí saludó a los fieles deseando mucha prosperidad y salud, considerando que este año que estamos comenzando será mejor que los años pasados.

Además, destacó las bondades del templo Santa María del Carmen que se encuentra en pleno proceso de restauración.

Mensaje del nuncio apostólico:

Monseñor Adamczyk nació en Gdansk, Polonia, el 16 de julio de 1962. Fue ordenado sacerdote el 16 de mayo de 1987 y es laureado en Derecho Canónico. Ingresó al Servicio Diplomático de la Santa Sede en el año 1993 y prestó sus servicios en las nunciaturas apostólicas en Madagascar, India, Hungría, Bélgica, Sudáfrica y Venezuela.

El 22 de febrero de 2013 fue nombrado arzobispo titular de Otriculum y nuncio apostólico en Liberia; fue ordenado obispo el 27 de abril de 2013; el 8 de junio de 2013 lo nombraron nuncio apostólico en Gambia; el 21 de septiembre de 2013, nuncio apostólico en Sierra Leona y el 12 de agosto de 2017, nuncio apostólico en Panamá.

El 22 de febrero de 2020 el papa Francisco lo nombró nuncio apostólico en la Argentina.

Según informa la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), el nuncio apostólico tiene “una función intra eclesial, que consiste en informar, de modo estable y objetivo, a la Santa Sede sobre las condiciones de las comunidades a las que haya sido enviado, y sobre cuanto pueda tener un reflejo en la vida de la Iglesia y en el bien de las almas”.

También busca “aconsejar y colaborar con las Conferencias Episcopales y con cada uno de los obispos del territorio que le ha sido confiado, respetando naturalmente el ejercicio de la jurisdicción que le es propia; y una función diplomática, cuyo objeto es promover y favorecer las relaciones entre la Santa Sede y el Estado ante el que ha sido acreditado”.