Gonzalo intentó construir una nueva vida en el país norteamericano, pero no pudo sortear un severo control aduanero antes de ingresar a Miami. Actualmente está sin trabajo, vive de ahorros y su relación llegó a su fin: “El destino no quiere que estemos juntos”.

Gonzalo

Gonzalo había visitado tres veces Estados Unidos antes de idear su plan. El primero, en 2017, lo hizo para disfrutar algunos días de vacaciones. Le gustó tanto el país que un año y medio después decidió regresar: “Conocí mucha gente y me picó el bichito de buscar trabajo allá”, explicó.

El tercer viaje fue durante la pandemia. Trabajaba en un complejo termal en Necochea y, como estaba cerrado, decidió volver al país norteamericano para buscar un empleo. “Estuve cinco meses y 15 días. Ahí conocí a la mujer que fue mi novia hasta hace muy poco”, indicó a TN.

Cuando retornó a la Argentina, Gonzalo comenzó a mover cielo y tierra para retornar una vez más a Estados Unidos con dos propósitos: continuar su relación amorosa y seguir trabajando.

“El problema es que ella está casada por los papeles, pero nos enamoramos. Cuando volví acá ella vino a visitarme, así que mientras la cosa iba tomando forma entre nosotros, decidí dejar mi trabajo en Argentina en el que estuve más de 10 años”, expresó.

Gonzalo vendió su auto, un piano y todas sus pertenencias. Incluso vació su departamento para que sus padres pudiesen dejar la casa en la que vivían y asentarse en un lugar más cómodo y adecuado para sus edades.

“Volví a Estados Unidos y en el aeropuerto, en la fila de migraciones, tenía adelante a una señora muy nerviosa. Ella no hablaba inglés y llevaba una carta que le había escrito su hija en la que explicaba los motivos de su visita. La tranquilicé y le dije que no pasaba nada”, recordó.

Luego continuó: “Cuando me tocó a mí, una agente aduanera me preguntó el motivo de mi viaje. Respondí que iba de vacaciones, pero no le cerró que me fuese a quedar dos meses. Así que me mandó a un segundo control y ahí comenzó la odisea”.

A Gonzalo lo ingresaron a una oficina y lo dejaron incomunicado. Otro agente volvió a hacerle las mismas preguntas, le pidieron el celular y lo revisaron cerca de dos horas. “Me hicieron dejar la valija en un cuarto asegurado, volvieron a pedirme el teléfono y ahí fueron tajantes”, contó.

El ultimátum, a pesar de que su escenario era más que complicado, era para que dijese la verdad. Los agentes querían saber si Gonzalo había trabajado o no en Miami.

“Encontraron una foto en la que estoy con ropa de trabajo en un vestuario, frente a un espejo. Ahí se dieron cuenta y me preguntaron a quiénes conocía. Nombré a amigos, pero no a mi novia, porque estaba casada”, explicó.

“Tu próximo vuelo sale mañana”, fue la respuesta que recibió Gonzalo. Le tomaron los datos y las huellas y le dejaron hacer una llamada. También le dieron agua y comida. Estuvo 24 horas encerrado y fue allí cuando entendió que iba a ser deportado.

Esta secuencia ocurrió en medio del Mundial de Qatar. “Estaba sin trabajo, con un panorama adverso. Si bien volví en diciembre, me costó mucho volver a adaptarme. Y lo peor es que mi relación se terminó. Ella vino a verme en febrero, pero luego nos separamos”, dijo Gonzalo, que en 2007 se recibió de técnico en Publicidad en La Plata.

“Lamentablemente, decidimos que lo mejor era terminar la relación, ya que ella no se puede ir de allá y yo no puedo ingresar a Estados Unidos por cinco años”, sentenció Gonzalo.

Actualmente, comenzó a hacer cursos para aprender a editar videos, aunque permanece sin trabajo y viviendo de sus ahorros. “Con ella no seguí en contacto. Nos hacía mal hablar y saber que no nos íbamos a ver. El destino no quiere que estemos juntos”, completó.

TN