La recepcionista de un hotel de Villa Gesell ubicado a metros del boliche “Le Brique”, en cuya puerta mataron a golpes a Fernando Báez Sosa en enero de 2020, declaró este viernes que escuchó a uno de los rugbiers acusados del ataque decir “le rompí toda la jeta” y “le llené la jeta de sangre”, mientras pasaba frente a ella junto a otros jóvenes “riendo, festejando entre ellos, todos”.
Además, en la quinta jornada del juicio oral por el caso que se lleva adelante ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, por primera vez un testigo -un policía bonaerense que se desempeña en la localidad de Villa Gesell- reveló que fue el rugbier Máximo Thomsen quien incriminó falsamente al remero Pablo Ventura
en el caso, al decir que era suya la zapatilla marca Cyclone negra con suela blanca manchada con sangre encontrada en la vivienda alquilada por los agresores para veranear.
Los testimonios fueron presenciados por María Graciela y Silvino, los padres de Fernando, quienes como todos los días estuvieron presentes en la sala de audiencias y, antes de ingresar a los tribunales, se abrazaron con los miembros de una familia que llegó desde la localidad bonaerense de Salto para contarles la historia de Emanuel Perea (32), quien fue asesinado de la misma manera que Fernando.
“Todos se sentían partícipes del festejo”
La primera testigo de la jornada fue Andrea Ranno, recepcionista del hotel “Inti Huasi”, situado en la misma cuadra de “Le Brique”, quien detalló que la madrugada de ese 18 de enero de hace tres años vio pasar a al menos ocho rugbiers “muy exaltados, muy contentos, contentísimos y felices” y que escuchó a uno de ellos decir: “Le rompí toda la jeta, viste… le llené toda la jeta de sangre”. Tras pronunciar esa frase, la testigo miró a los padres de Fernando y les pidió perdón, luego de lo cual continuó con su relato ante los jueces.
“Todos se sentían partícipes de ese festejo”, aseguró Ranno, quien puntualizó que al primero que vio pasar “muy nervioso” fue a Thomsen -a quien no nombró, aunque sí reconoció en videos que le exhibieron- seguido metros atrás por sus amigos.
“Pasan frente a mí, se venían riendo, festejando entre ellos, todos”, agregó la recepcionista, quien a continuación describió a Thomsen como quien “tenía una camisa negra rota, el cabello revuelto”, caminaba “adelante” y “de manera desaforada, firmemente, con la cabeza baja, como ciego”.
“Estaba sacado ese pibe”, agregó al respecto la testigo.
En los mismos videos, la mujer reconoció como a otro de los agresores a uno “rubiecito, que tenía una camisa que brillaba, que llamaba la atención” y que resultó ser Matías Benicelli.