Uno de los amigos que veraneaba en Villa Gesell con Fernando Báez Sosa en enero de 2020, cuando fue asesinado, aseguró que vio cuando el rugbier Máximo Thomsen, uno de los ocho imputados por el crimen, atacó al estudiante de abogacía de una patada “con odio, con brutalidad y con intención de matar”, mientras que otros “arengaban diciendo ‘negro de mierda’”.
En el inicio de su declaración ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores, Luciano Bonamaison aseguró que se trató de “una especie de emboscada”, que los agresores “eran siete u ocho” y que afuera del boliche “Le Brique” “buscaban directamente a Fernando”.
A partir de la lectura de una declaración suya durante la instrucción, el joven señaló que uno de los agresores “de rodete”, arengaba diciendo “negro de mierda”.
Ante una serie de preguntas del defensor Hugo Tomei, el abogado que representa a los padres de la víctima, Fernando Burlando, dijo que el tono empleado era “una barbaridad” y que estaba “amenazando” al testigo, razón por la cual la presidenta del tribunal, María Claudia Castro, pidió al abogado que “modere el interrogatorio”.
Luego declaró Juan Manuel Pereyra Rozas, otro de los amigos que veraneaba con la víctima, quien dijo que no podía precisar quiénes atacaron a Fernando, pero sí identificó a Luciano Pertossi como el imputado que lo golpeó a él mismo y a otro amigo, Tomás D´Alessandro, dentro del boliche, y que lo “incitaba a pelear”.
Aseguró además que él también fue agredido afuera de “Le Brique”, “desde atrás”, sin poder ver quién lo había golpeado.
Mientras otro amigo de ellos, Franco Cervera, dijo que no vio quién le pegó a Fernando, aunque identificó a Ayrton Viollaz entre los agresores y como quien “arengaba” al resto.
“Nunca vi nada igual, era saña”
Tras cerrar la ronda de testimonios de amigos, se sentó ante el TOC 1 el jefe de seguridad del boliche, Alejandro “Chiqui” Muñoz, quien aseguró que uno de los imputados que utilizaba “rodete” -en referencia presuntamente a Matías Benicelli (23)- fue quien pateó “en la cabeza” a Fernando y que desde ese momento “no se levantó nunca más”, pese a lo cual otros agresores “le siguieron pegando”. “Se turnaban para pegarle”, describió el testigo y señaló: “Nunca vi nada igual, era saña.”
Más tarde declararon otros dos empleados de seguridad, uno de los cuales, Maximiliano Ávila, aseguró que sacó a Fernando del boliche luego de que el joven golpeó en la panza a otro a quien él no pudo identificar, cayó al suelo y lo arrastró a él en la caída.