No se sabe a ciencia cierta si se trató de una equivocación producto de la juventud del Community Manager de la marca de alfajores que desconocía la terrorífica sigla, o si lo hizo con intención de llamar la atención. Tampoco algunos descartan que se trate de un defensor de la época más oscura de la historia negra del terrorismo de estado, comenzada con la actuación de esa agrupación paramilitar llamada Triple A, que participó de los inicios de los años de plomo previos a la dictadura cívico militar.

Lo real es que los inocentes alfajores comparten denominación con la “Alianza Anticomunista Argentina”, promovida por el entonces ministro de bienestar social del gobierno de María Estela Martínez de Perón, José López Rega.

Según algunos medios de comunicación se trató de una marca de alfajores que se vio envuelta en una polémica que estalló en las redes sociales, porque intentaron imitar una canción de la reconocida artista Tini Stoessel, sin percatarse de que la publicidad hacía referencia a un momento oscuro de la historia argentina.

Sin embargo, otros dudan de tal inocencia, y se basan en que otro de los productos de la fábrica de alfajores lleva por nombre “Bomba”, lo que podría constituir otra triste alegoría de una época signada por la violencia política.

“Triple A: Argentinísimo, alfajor, artesanal”, rezaba el nombre del alfajor, el cual estaba acompañado por la frase “aquí llegó la Triple A”, que luego la empresa borró de su Instagram.

Los comentarios que provocaron en redes los llamados alfajores Triple A, antes de ser borrada la publicidad

La oscuramente famosa Triple A o Alianza Anticomunista Argentina, fue una organización terrorista parapolicial de la Argentina gestada por un sector del peronismo ortodoxo, el sindicalismo, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas argentinas.

Probablemente con la intención de imitar la famosa frase de Tini Stoessel de la Triple T, la marca de alfajores omitió el vínculo con la organización responsable de la muerte y desaparición de casi 1000 personas entre 1973 y 1976. O al menos esa es una explicación que intenta justificar una idea que duró muy poco online, ante las fulminantes críticas de los usuarios de redes sociales, quienes viralizaron el anuncio frustrado.

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