Guillermo Antonio Osvaldo Depierro tenía 69 cuando un grupo de asaltantes irrumpió violentamente en su vivienda con fines de asalto y, tras recibir golpes de puño, permanecer atado y amordazado mientras veía como los atracadores atacaban a su esposa, sufrió un infarto que le costó la vida.
“Hoy se cumplen seis años desde que partiste de este mundo, dejando un vacío inmenso en nuestros corazones. Aunque el tiempo ha pasado, tu recuerdo sigue vivo en nuestras mentes y corazones, guiándonos y dándonos fuerzas cada día”, así lo recordaron hoy sus familiares y amigos, a través de un obituario en la página de la empresa velatoria que lleva su nombre y que condujo por décadas junto a su socio y amigo, Picardi.
Hacía poco tiempo, Depierro había vendido la casa de su suegro. Pero luego se compró un auto y su esposa hizo un viaje al exterior, por lo que no le quedaba mucho dinero de esa operación. Según la policía, los asaltantes tenían el dato y fueron a buscar la plata. Se llevaron poco, pero al mismo tiempo demasiado: el celular del jubilado y también su vida.
La autopsia determinó que Depierro falleció a raíz de un “edema agudo de pulmón por descompensación cardíaca”, tras atravesar un “cuadro de estrés agudo”.
Los ladrones golpearon al matrimonio y los maniataron con precintos. Tras el robo, la mujer pudo zafarse y pedir ayuda. Después del hecho permaneció varios días internada en el hospital.
En agosto de 2020, los cinco responsables fueron condenados en un juicio que desarrolló en el Concejo Deliberante.
24 años de prisión para Carlos Benigno Luna, 22 años para Ezequiel Genaro Saravia y 20 años para Alan Maldonado fue la sentencia del Tribunal Criminal N° 1 que presidia el fallecido juez Mario Juliano.
No se dio lugar al pedido de la defensa de la familia Depierro de caratular la causa como «Homicidio por Criminis Causa» que tenía una pena de cadena perpetua. Sin embargo, las penas coincidieron más con lo solicitado por el Fiscal Carlos Larrarte, que bajo la caratula de «Homicidio en ocasión de robo», también había solicitado duras penas.
Otra de las imputadas fue Gisela Benitez, acusada como la encargada de darle la información a Luna, gracias a su amistad con Silvia Rivero, empleada de la casa de los Depierro. Recibió una pena de 6 años de prisión, que, a raíz de ser la responsable de su hijo de 9 años, la cumplió en su domicilio.
Los miembros del Tribunal no encontraron pruebas para determinar que Marcos Ibauza, otro de los que llegó imputado al juicio oral, estuvo en el lugar del hecho, pero si de ser cómplice, al tener en su poder elementos sustraídos durante el robo. Esto lo llevó a purgar una pena de 5 años de prisión.